EN LA MONEDA PERDIDA
JUSTIFICACIÓN DEL POETA
Padre, mis pensamientos no caben en tu sala con el sereno
piano
a un lado y las oscuras sillas solas cerca de la ventana
mis inquietos pensamientos no caben en la salita con flores
muriendo en los jarrones y paisajes que sonríen en sus
marcos
deja que se amplíen más allá de las cortinas azules y
caminen
allende las ventanas abiertas
deja que se confundan con el calmo claro de la luna
no te importe si los demás se asombran de tu hijo de vivos
ojos
y cabellos siempre despeinados
no te importa si recito poemas cuando la noche car
el tiempo no existe en el alma del poeta
todo es universal y comprende todos los tiempos
los poetas, padre mío, son los corazones del mundo
vacilante
no importa, padre, que digan que soy un loco
que lloro debruzado en los puentes y me conmuevo en los
teatros
que pregunto por la oscura Adriana cuando la madrugada
baja
en silencio
en silencio
los poetas son los pianos del mundo
sólo ellos se mantendrán inalterables ante las musas, ante
Dios
sólo ellos tendrán la noción de la agonía del mundo
ayer un niño español fue destrozado por una bomba
mañana se encontrarán poemas en el bolsillo del suicida
soñador
y mientras tanto los guindastes trabajan incansablemente día
y noche
y los obreros fatigan brazos y piernas
ninguna oscilación habrá en la Poesía
quedará en equilibrio porque los ritmos la amparan
y Adriana no se prostituye.
Soy un comicio. Soy una revolución.
Ledo Ivo
La moneda perdida
Traducción y edición de Amador Palacios
Olifante Ediciones de Poesía
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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