Una sola noche
Oíme, hijo de puta de corazón de seda,
anoche te decía en el bar,
te pavoneás con esa ropa de ensueño
como un cisne recién salido del agua.
Oíme, hijo de puta de plumaje de lana,
que conste que me llamo Leda.
Me acuerdo que fingí que tu corbata
de seda roja era un corazón de verdad,
que sabías flotar al lado mío con un toque de cisne
de satisfacción casual.
Pero del cisne te faltó la sangre.
Al despertar mañana, solamente me acuerdo
de las plumas de alguien y de su corazón hecho un bollo,
todo despatarrado encima de mi cama.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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