DE PROFUNDIS
DE PROFUNDIS
Desde este amargo té me vuelvo hacia el demonio
Apenas entrevisto por el insomne huésped
Que soy cuando de noche entro en mi ser visible
Cansado de mi viaje y de la larga
locura que hace tiempo absorbe mis dos sienes
Me vuelvo a la ceniza y al vaso de mi sangre
Con las venas ardiendo y el rostro amortajado
Más la espalda, llagada doliéndome el costado, dando perdón al denodado
enemigo que soy de mi mismo y de mi alma
Solitario por dentro, fatigado,
Sin esperanzas como
un Cristo de abismal perspectiva
sobre el madero de mi columna vertebral crucificado
por los días que vivo buscando una respuesta a la angustia que asalta mis ojos cuando duermo
!Oh deudo, oh desolado!
Centinela del tiempo, vigía sumergido en la sangra, en el vino y la tierra: ese, ese soy,
esa mi sed, esa mi hambre, esa mi soledad, esa mi angusti y en mi mismo me acabo
por dentro, como un viento que hacia el cielo impulsa
Desterrado por siempre, solemne, vertical, desterrado
como un águila ebria sobre una isla en llamas,
ya sin ansias de todo lo vivido me vuelvo a la vigilia de mi cáliz y nada, nada espero de los días que vienen sino una azul espada que me destroce el alma.
(Fuente: Marcelo Sepúlveda Ríos)
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