jueves, 29 de febrero de 2024

Bruno Di Benedetto (Avellaneda, Buenos Aires)

 

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Lunes, y amanece.

 

Un mal sueño me despierta.
Hago pis.
Hago mate.
La artrosis no duele demasiado.
Salgo al patio.
Riego cada una de las plantitas.
Las acaricio hoja por hoja.
Hago otro mate.
Pienso.
Pienso.
Hago pis otra vez.
No me falles, próstata.
Tengo todo un día por delante.
Tengo muchas decisiones que tomar.
Elijo afilar mi cuchillo.
Cabo de madera y marfil.
Piedra, quince grados de inclinación,
la mecánica de la herida.
Piedra gruesa.
Piedra fina.
Lija al agua del seiscientos.
Lija al agua del dos mil.
No puedo parar
Quince grados
Ida y vuelta
Ida, ida, ida
Quince grados
La mecánica del brillo.
Lo que mata brilla
Me refleja
Refleja el día, el sol, las plantitas, mi boca.
Amo tanto a este cuchillo,
su docilidad de fierro
su forma de reptil
sus quince grados antes de la eternidad
corta carne
corta un pelo en el aire
corta el aire y la respiración
quince grados
ida y vuelta
ida, ida, ida sin vuelta
el brillo
el tajo
el espejo del mundo
 
 
 

EL MES MÁS CRUEL 
 

Ayer, mientras marchábamos, miraba a la gente que nos miraba marchar.
En las veredas, total normalidad:
se pasea
se trabaja
se toma helado
se miran vidrieras
se sacan cuentas: no, no me alcanza
se compra, se vende
se compran, se venden
alguien aplaude tímidamente la marcha
un taxista apoya a puro bocinazo
un morocho nos grita vayan a trabajar
un lobo pasa en su cuatro por cuatro
mira con más odio que hambre
controla su corral:
toda su hacienda en la vereda
cien, doscientos, tres mil
la hacienda permanece tranquila
en la eterna rumia
vacas
en la eterna rumia
ovejas
en la eterna rumia
corderos
corderos
corderos
en busca de la teta:
todavía no saben
que serán sacrificados en abril. 
 
 
 

CÁMARA DE NIEBLA 
 

Lo que no se ve deja un trazo en lo que no te deja ver; el tajo
en la niebla le arranca el parche negro al infinito: ojo de agua
donde borbotea la sed de saber un poco más, pista de vapor o
catarata: la ceguera cántase su mejor tango en esta jaula gris.
Cada dos por cuatro lo imposible te pega de canto; la poesía
manda cruel en el papel, arde la urgencia de ponerle palabras
a eso que no existe pero nos hace existir: una mano invisible
que escribe en el agua la historia del agua. El universo feroz
sopla su canción de nada y deja el tendal: la mirada se cuelga
de su cuerda de luz, broche de oro en el justo punto de rocío.
 
**************
 
(Fuente: de su perfil de Facebook, vía Oscar Vicente Conde)

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