¿Y por qué habrías
de querer mi alma en tu cama?
Dije palabras liquidas, deliciosas,
ásperas obscenas,
porque nos gustaba así.
Pero no mentí goce, placer, lascivia.
Ni omití que el alma está más allá,
buscando a Aquel Otro. Y te repito:
¿por qué habrías de querer
mi alma en tu cama?
Celébrate con la memoria
de coitos y aciertos.
O tiéntame de nuevo. Oblígame
*
Me veías
partida al medio.
La cara de las emboscadas
decías. Esa era la cara de mi deseo.
Y poseías lo íntegro, como Narciso.
Tu mismo y tu fantasía.
Un fronterizo de líneas
que se pensaban contiguas.
Me veías dura, vestida
de lanas y de campanitas.
Sobre tu valle yo pasaba
en llagas, sin compañía.
Pasaba, sí.
Pero desnuda, quemada
del amor que me arrancabas.
Traducción Jose Ioskyn
(Fuente: Rolo Lemer)
No hay comentarios:
Publicar un comentario