Fijate
¿Alguien sabe qué será de la vida
de los muertitos de Donbass,
si son los mismos que de noche
enarbolan banderas por el cese del fuego
o son hermanos parecidos
o sus hijos
sus madres
y mueven alto las manos como ellos
para que nadie se permita olvidar?
¿Alguien se anima a deletrear
sus nombres
con muchas consonantes,
escribir una lista y pegarla en el vidrio
de un bar de Kiev,
armar pancartas con sus rostros
como para una marcha
a la Plaza de Mayo?
Hay que verlos ahora
correr sobre los huesos,
cómo esquivan las balas de ocho años atrás
cuando la buena gente andaba tan campante
y el diario no decía una palabra
ni de tí
ni de mí.
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