UN POEMA DE DESNOMBRAMIENTOS
La abuela se casó de negro,
los muertos eran entonces testigos en las bodas,
los muertos prohibían a las recién casadas
sonreír en los retratos
y las miraban desde el fondo de du muerte
severos encima de las cómodas.
La abuela yace hoy
con un vestido blanco en su ataúd.
Hermosa novia solo por fin blanca,
en la muerte quizá por fin serena,
se hermana con la lluvia
y se redime
con su orfandad a cuestas
de las obligaciones con los muertos.
Del débito de desposada se redime,
de esos dedos esparciendo dividendos
de rencores entre surcos,
de las manos de hombre
que labraban desamparo en sus costillas
y agavillaban macilentos silencios en disputa.
En: Desnombramientos
Maclein y Parker
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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