El caballo y el jinete
Había una vez un caballo, y montado al caballo había un jinete. Qué hermosos se veían al sol de otoño, galopando hacia una ciudad desconocida. La gente se apiñaba por las calles o les gritaban desde las ventanas. Las viejas los miraban entre los maceteros. Pero si te ponías a buscar otro caballo u otro jinete por ahí, era en vano. Amigo mío, dijo el animal, ¿y si me abandonás? Acá te sería fácil seguir solo. Pero si te abandono, dijo el otro, estaría dejando una parte de mí, y cómo voy a hacer eso si no sé qué parte sos.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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