miércoles, 26 de junio de 2024

Gloria Alvitres (Lima, Perú, 1992)

 

3 poemas 3


Ilustración de Julia Plath

ZURCIDO DE SUEÑOS Y LEVEDAD

Para ellas:
Daniela, creadora de mundos posibles
Carolina, por su fuerza inquebrantable
Lucia, idealista y soñadora

Mi hermana tiene una galaxia roja
enterrada en el pecho,
construida de artilugios y derivas.

Ella no me habla,
no puede decir nada,
sobre ese mundo que la posee
y le arranca las uñas.

Su dolor se vuelve magenta,
se ve hermoso a la distancia,
y la felicitan por cargar
un cuerpo herido que brilla.

Va persiguiendo angustias,
de su espiral brotan estrellitas
y la confunden las aves
con una fase lunar.

Le cantan los animales del bosque,
admirando sus trenzas prietas
y esperando que llore,
para que llueva sobre heliconias.

Ella se dibuja ojos en el rostro
para mirarlo todo,
desde las amebas solitarias
hasta los tornasoles de altamar.

Se eleva por encima de las cumbres,
tocando las viejas palmeras,
tocando la neblina serena.

Se mira a sí misma entre cataratas,
se disuelve en el agua,
atraída por bufeos y sirenas.

Y de pronto,
como si fuera una condena
cesa su vuelo estelar,
las alas se derriten,
de tanto acercarse al sol.

Le dicen que este mundo,
no le pertenece,
que debe quitarse la piel
para aprender a volar.

Mi hermana cae a tierra,
con su galaxia sangrando,
se le escapan del ombligo:
fantasías y versos.

Mi hermana cae
desde lo profundo de su sueño
y ve derretidas sus manos.

Cae sin descanso
y la persigue el viento,
agitándole el cabello.

Cuando va llegando a tierra,
la sostiene un tejido,
apenas un zurcido enmarañado
hecho de nuestras manos.

Nunca será un ave desterrada
porque la cubrimos con nuestras venas.
Sangramos con ella,
respiramos con ella.

Y en la oscuridad imposible,
le devolvemos sus ojos,
peinamos sus trenzas,
abrazamos el dolor.

Paradero desierto, 10 XII 2023



Ilustración de Julia Plath

LEVANTARTE UN DÍA Y QUE LLUEVA DENTRO DE TI

Llueve dentro de tus órganos más queridos. Vives el día lloviendo, comes lloviendo, escribes lloviendo sin sol o arcoíris, solo agua corriendo entre tus arterias.

Tu ser se vuelve líquido, atraído por los espejos, los charcos en el camino, el río voluble y la laguna-madre. Queda la sensación de ser como la fuente, hecha de sombras y recorridos pantanosos, sombreada a lápiz carbón. Ser la yakumama en su forma serpenteante, porque toda agua es camino de redención.

El ciclo se completa al llegar a las alturas, entre gigantes y rocas cautivas. Las rutas hacia el destino son extravagantes y cóncavas. Ya no eres agua, tu cuerpo se ha fragmentado en diminutos algodones.
Aprendes a nevar. Tu nuevo estado es el hielo, los nuevos azules decoran el horizonte.


Ilustración de Julia Plath

VERSIONES INAPROPIADAS

Desearlo en octubre, ceder a la condescendencia y al ritmo del
insomnio.

Estar hecha de meandros puntiagudos, de cuero remendado y
alfileres.

Sangrar cada luna nueva, tener una ola agitándose en el vientre, una herida que estalla.

Entregarse a todas las fases, vivir la anticipación al vértigo de la muerte, el hincón en el brazo, el cuchillo partiendo la célula, la sangre que discurre.

Estar vivo es doler. Arrastrar la neurosis del caos, las venas hinchadas sobre colchón blanco, el hospital acumulando gritos.


Gloria Alvitres
(Lima, Perú, 1992)

en Paradero desierto. Segunda llamada,
Ira edición digital, enero de 2024 
para leer + en REVISTA KAMETSA






(Fuente: Emma Gunst)

 

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