tres poemas
Hay que saber
perderlo todo, incluso a sí mismo,
y aún el recuerdo de sí, hay que
quitarse del lugar, salir del tiempo,
arrancarse los andrajos,
mudar las seis membranas, aceptar
que la séptima se pudra con el grano,
que el agua del río todo lo recubra,
que el sol seque esa agua,
que el viento del desierto desdibuje
su huella sobre la arena.
~
Para vivir, hay que plantar un árbol,
tener un hijo, construir una casa.
Yo solamente he mirado el agua
que corre diciéndonos que todo fluye.
Yo solamente he buscado el fuego
que arde diciéndonos que todo se extingue.
Yo solamente he seguido el viento
que huye diciéndonos que todo se pierde.
Yo no he sembrado nada en la tierra
que aguarda diciéndonos: yo los espero.
~
Al final del amor está el amor.
Al final del deseo está la nada.
El amor no tiene comienzo ni fin.
Él no nace, resucita.
Él no encuentra, reconoce.
Él se despierta como después de un sueño
donde la memoria ha perdido las llaves.
Se despierta con los ojos claros
y se dispone a vivir su jornada.
Pero el deseo insomne muere con el alba
después de haber luchado toda la noche.
Algunas veces el amor y el deseo duermen abrazados.
En esas noches se ven la luna y el sol.
Versiones de Valeria Guzmán
Círculo de Poesía
/
Il faut savoir
tout perdre, même soi,
même le souvenir de soi, il faut
quitter le lieu, sortir du temps,
jeter les vêtements précaire,
ôter les six membranes, accepter
que la septième avec le grain pourrisse,
que l’eau du fleuve tout recouvre,
que le soleil sèche cette eau,
que le vent du désert efface
sa trace sur le sable.
~
Pour vivre, il faut planter un arbre, il faut
faire un enfant, bâtir une maison.
J’ai seulement regardé l’eau
qui passe en nous disant que tout s’écoule.
J’ai seulement cherché le feu
qui brûle en nous disant que tout s’éteint.
J’ai seulement suivi le vent
qui fuit en nous disant que tout se perd.
Je n’ai rien semé dans la terre
qui reste en nous disant : je vous attends.
~
Au bout de l’amour il y a l’amour.
Au bout du désir il n’y a rien.
L’amour n’a ni commencement ni fin.
Il ne naît pas, il ressuscite.
Il ne rencontre pas, il reconnaît.
Il se réveille comme après un songe
dont la mémoire aurait perdu les clefs.
Il se réveille les yeux clairs
et prêts à vivre sa journée.
Mais le désir insomniaque meurt à l’aube
Après avoir lutté toute la nuit.
Parfois l’amour et le désir dorment ensemble.
En ces nuits-là on voit la lune et le soleil.
(Fuente: La comparecencia infinita)
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