tres poemas
Que se quede el infinito sin estrellas...
Que se quede el infinito sin estrellas,
que la curva del tiempo se enderece.
Y pierda su fulgor, cuando se mece
un planeta en su abismo y en las huellas
del estallido primordial. Aquellas
noticias recibidas del comienzo
de las galaxias, del vacío inmenso,
hoy son luz fósil. Paradojas bellas
que anuncian por venir lo transcurrido
y postulan pasado lo futuro.
Universo del pensamiento puro:
un espacio que fluye como un río
y un tiempo sin presente, opaco y frío.
El tiempo de la espera y del olvido.
~
No porfíes. No rememores...
No porfíes. No rememores
que no se olvida el olvido
ni su embriaguez: lo que ha sido,
es y será. Sinsabores,
dramas discretos y amores
sin nombre, van a la quema
final, como un torpe emblema
de eternidad. No perdura
más que el goce y la textura
de un instante: ése es mi lema.
~
L'enfant a l'oie
La menta y las alhajas funerarias, el gallo blanco y
los últimos children pets. Combate cernido:
la música del río respirante, arrastrando hierros;
de las grúas mohosas el estrépito y el verde de la herrumbre
van creciendo entre cacharros y laterío.
Ya donde el sueño de los hermafroditas y el coro.
El niño le retuerce el cuello. El agua sube.
Cada uno en su río.
(Fuente: La comparecencia infinita)
No hay comentarios:
Publicar un comentario