jueves, 3 de febrero de 2022

Natalia Litvinova (Gomel, Bielorrusia, 1986 / Argentina)

 





SE AGACHAN

y se enderezan
cada una a su ritmo,
como teclas
de un instrumento
que alguien aplasta
con los dedos.

 
Filas de mujeres
de falda
y botas de goma
desentierran
tubérculos.
 
Es la danza
para no morir
de hambre
,
dicen y se ríen.
 
Las raíces chillan
cuando las separas
de la tierra.



***



LAS TAREAS
 
rotan todos los días.
Otras Mujeres
cavan hoyos
mientras cantan.
Cuando alguna
se echa a llorar
cantan más fuerte.
El bosque les hace
una reverencia.


***



LAS MUJERES DE MI FAMILIA
 
guardan el cabello
que se cortan
en un cesto de trenzas. 

Es una tradición antigua,
ya no se sabe
quién la inició.

Mechones, bucles,
pelo suelto,
cobrizo, rubio
o ceniza.

Temo que los roben
las urracas 
o que lleguen 
a manos de una bruja.

Si viene,
no le abras la puerta.
Y sí  abres,
no la dejes pasar.
Y si la dejas,
no le des ni sal ni pan.

Todo lo que hayas tocado
lo convertirá
en su elemento,
advierte la abuela.


***


CRECE EN MI JARDÍN
 
una sola rosa negra
entre rojas y amarillas,
nadie se le acerca.

Muere de lluvia o de sol,
ahogada en su perfume.
Pero renace más oscura,
indemne en su poder
de no haber sido cortada.


***


CADA DÍA
 
Junto decenas
de abejas
que recorrieron
los muslos de mi caballo:

punzaron su pelaje
con el aguijón
y murieron.

Ninguna le advirtió
a la colmena
que la belleza 
de mi amuleto 
es mortal.



CESTO DE TRENZAS
ED. LA  BELLA VARSOVIA


 (Fuente: Nunca llegan tarde las hadas)

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