NOCHE ESTIVAL

Por la ventana abierta de mi cuarto
entra el viento encendido que viene del oeste,
entra el perfume de las flores del patio,
entran la luna y las estrellas,
y en medio del bochorno de la noche
entra también una mágica luciérnaga,
un minúsculo universo que se basta a sí mismo
y deja en la penumbra sus improntas de luz
para desvelo de la mente absorta.


De: Continuidad de la noche (1993)



EL TIEMPO IRREPARABLE

Quién iba, entonces, a pensarlo.
Lo cierto es que mi padre está muerto
como si nunca hubiese estado vivo.
Un día se le helaron las manos y los pies,
y la casa se llenó de parientes,
y mi madre lloró, de rodillas, junto al lecho.
Todavía lo recuerdo.

Mi padre está muerto o ya no está,
y no es suficiente ahora saber que fue feliz.
En este callado amanecer de otoño,
mientras el agua burbujea en la pava,
y la radio reporta las últimas catástrofes,
y yo cumplo con el rito habitual de afeitarme,
sólo una cosa es real: su ausencia, que no cesa.

De: Continuidad de la noche (1993)


LA PUTA DE PLAZA ITALIA

No soy sabia, no soy bella, no soy pura.
Sólo vergüenza y oprobio atraigo sobre el mundo.
Pero al menos en lo hondo de mi alcoba
yo libero por una noche al hombre
del mal de haber nacido.

De: Cuaderno de fin de siglo (1996)



UN SURTIDOR EN EL CAMINO


Tras mucho viajar por el desierto,
vi un surtidor en el camino.
No era un sueño, no era un árbol talado,
no era una estrella que caía.
Era un surtidor en el camino.
No tenía alas, no tragaba monedas
ni proponía ninguna reflexión en especial.
¿Por qué un surtidor debería ser lo que no es,
componer, acaso, una metáfora,
encarnar un símbolo arbitrario?
Lo que yo vi, fuera de toda controversia,
era un surtidor en el camino,
sí, un surtidor en el camino,
nada más y nada menos que un viejo surtidor.

De: Cuaderno de fin de siglo (1996)



MOMENTO EN LA CARNICERÍA


En hilera, contra blancos azulejos salpicados de sangre,
las reses colgaban de las gancheras hasta el piso,
y yo sentía que la poesía de todas mis horas
se confundía con esas carnes irredentas
de una manera vulgar e inocente, 
y por un momento padecí la insalvable contrariedad
de ver enfrentados los sueños de los hombres
al filo mundano de la cuchilla del descuartizador.

De: Cuaderno de fin de siglo (1996)



AQUÍ NO HAY DIOS

Aquí no hay dios, ni griego ni romano,
que presida ninguna ceremonia.
No hay oro ni laurel para los vencedores.

Aquí no hay más que un piquete de obreros,
con martillos neumáticos, rompiendo la calzada,
haciendo un pozo que no será nunca

el ombligo del mundo, la fuente de las revelaciones.
Un pozo más hondo que el sentimiento de los dioses,
más negro que el propio corazón humano.


De: Triunfo de lo real (2001)



NOTAS PARA UNA POSIBLE ARTE POÉTICA

La palabra es
ambigua.

El ser,
contradictorio.

Lo real,
insondable.

La verdad,
esquiva.

Toda interpretación,
dudosa.

De: Triunfo de lo real (2001)



A LA MANERA DE WILLIAM CARLOS WILLIAMS

Sólo quiero que sepas
que si detuve mi marcha
ante tu puerta,

y no seguí de largo,
y no crucé la calle,
y no doblé en la esquina,

no fue porque olvidé
donde vive
el jardinero

(al que buscaba
para podar
la ligustrina),

sino porque tus ojos
me distrajeron
del camino.



De: Triunfo de lo real (2001)


BLUES DEL QUE VA A TRABAJAR

Es invierno en las calles
recién amanecidas.

Bajo el cielo enlutado,
una bandada de gorriones
remonta la mañana.

Lentamente, la ciudad recupera
su histérica fisonomía diurna.

Es invierno y el frío
se cuela entre la ropa.

Como hace veintitantos años,
yo sigo, impertérrito,
en la misma esquina.

Antes esperaba una revelación;
ahora espero el colectivo.

De: La salud de los condenados (2004)



ÁLBUM DE FAMILIA

Murió mi padre, murieron mis abuelos,
murieron mis tíos carnales y políticos.
Una familia entera de herreros,
ebanistas, curtidores, albañiles,
yace ahora sin fuerzas bajo tierra.

Y yo, el más inútil de todos,
el que no sabe hacer nada con las manos,
he logrado sobrevivir impunemente
para llorar delante de una foto
lo mejor de mi sangre.

De: La salud de los condenados (2004)



LA LUNA DE LI TAI PO

Aquella noche, como tantas noches,
Li Tai Po contemplaba la luna reflejada en el río.

Los insectos del bosque dormían y las aves dormían
y un silencio sin mella recorría la espesura.

Pero entonces, cuando nada parecía presagiarlo,
ocurrió lo imprevisto. Primero fue un crujido

de ramas en la orilla y luego un chapuzón.
Era el poeta ahogándose en su luna.

De: La salud de los condenados (2004)



SOY EL ETERNO PERDEDOR

Soy el eterno perdedor.
Perdí el empleo, la gorra y la paciencia.
Cada vez que aposté a un caballo,
se mancó en la largada.
Mi número de la suerte
no es nunca el elegido.
Y hasta en el juego del amor
mi corazón trabaja a pérdida.
De buena gana, me arrojaría ahora bajo el tren
de las nueve y treinta y uno que viene de Tolosa,
pero temo que no pase a horario.

De: Diario de paso (2008)



EPÍLOGO PARA UN VIAJE DE VACACIONES

No eras mi tipo, como se dice,
pero, de haber podido, te hubiera regalado 
los jardines colgantes de Babilonia, 
aquella noche, en la desolación
de un parador de ómnibus, en medio de la ruta,
mientras esperábamos rehacer la marcha
que nos devolvería a La Plata
y el verano se apagaba sin gloria.

De: Diario de paso (2008)



MIENTRAS CRUZO LOS RIELES

Pienso en ese tren de vapor
que ya no pasa, ese tren esforzado
que venía de lejos, piafando
y pitando entre señales de humo,
como un animal vivo del campo,
en alegre, furiosa carrera contra el viento,
y que a mí me gustaba mirar cuando era chico,
mientras cruzo los rieles con óxido 
de la estación abandonada
y la vieja campana de bronce
vuelve a sonar, de pronto, en mi memoria.

De: Diario de paso (2008)



AYER VINO MI MADRE

Ayer vino mi madre muerta a visitarme.
Vino vestida de entrecasa, con su gastado delantal a cuadros,
que colgaba de un gancho en la cocina.
No preguntó por nada ni por nadie. Simplemente,
quería saber si todo se encontraba en orden:   
las camas tendidas, los cuartos ventilados,
las plantas podadas y con agua...
De paso, me recordó que la felicidad no dura,
que el amor es triste y duele demasiado
y que, al final, sólo queda arreglárselas como se puede.
También me dijo que no comiera dulces
y, sobre todo, que me cuidara del invierno,
que, en invierno, el viento suele ser traicionero en las esquinas.
Después, cuando la tarde agonizaba,
salió a la calle, saludó a los vecinos como de costumbre
y se fue con su escolta de ángeles indulgentes.
Sí, ayer vino mi madre muerta a visitarme.

De: Diario de paso (2008)



EL PERRO LLEGÓ OLFATEANDO

El perro llegó olfateando,
reconoció la estatua
del prócer de la plaza
y orinó contra el pedestal.

Después se alejó con otros perros,
indiferente al juicio de la historia.

De: Diario de paso (2008)



CRÓNICA DE NOCHEBUENA

Un Papá Noel sonríe al que lo mira
desde el escaparate reluciente
de una casa de regalos.
Con espíritu celebrante,
la gente se agolpa por la calle,  
cargada de paquetes. 
Sólo los perros, que duermen 
plácidamente en la vereda,
permanecen ajenos al rito navideño.
La noche va cayendo ahora
y el cielo se puebla de bíblicas señales.
Entre el culto pagano y la fe cristiana,
la cruel realidad de los chicos que mendigan
sigue reclamando un redentor.

De: Diario de paso (2008)



LA MUCHACHA DEL DESPACHO DE PAN

No puedo afirmar si era el espíritu navideño,
un delirio momentáneo
o el amor consumado esa mañana
lo que la hacía cantar 
detrás del mostrador,
pero juro que estaba feliz,
realmente feliz con sus ojeras.

De: Diario de paso, (2008)



EN LA PLAYA DE ESTACIONAMIENTO

Iba a arrancar el auto aquella tarde
cuando una mariposa,
que apareció de la nada,
se puso a danzar sobre el parabrisas.
“Es el espíritu encarnado de Chuang Tzu
que prenuncia el estío”,
exclamó mi acompañante.
Y yo le creí,
porque basta amar la poesía
para ser sorprendido por algún milagro.

De: Diario de paso (2008)



TRAICIONÉ A MIS PADRES

Traicioné a mis padres: no acaté su legado
ni recorrí el camino trazado por su índice.
Defraudé a la ciudad: no tuve oficio ni empleo
y mi voto sólo llevó inquietud a los burgueses.  
Menosprecié a los dioses: no veneré sus máscaras  
ni me hinqué ante sus nuncios terrenales.
Desoí a la razón: cuando hube de callar, solté la lengua;  
cuando hube de ser cauto, puse el dedo en la llaga.
A una edad en que ya debería preparar mi alma,
alivianarla para su despegue,
no puedo hablar siquiera de arrepentimiento.
Condenado por todos los discursos,
sigo escuchando la impenitente voz de la poesía, 
su incitación a la desobediencia.

De: El fin ya tuvo lugar (2012)


ME LEVANTO TEMPRANO

Me levanto temprano y leo el diario;
alguna vez, también leí a Homero, a Virgilio.
No trabajo, no hago gimnasia, tampoco tengo metafísica.
¿Para qué sirve esa cosa a la hora de cruzar la calle?
Todo Heidegger es nada frente a la arremetida del 307.

Poco me inquieta el yo poético (hace mucho
que las disquisiciones literarias dejaron de enredarme);
me preocupa, en cambio, mi propio yo,
que acaba de contraer angina, 
y el yo de los que pernoctan bajo los puentes.

Soy escéptico a fuerza de entrenamiento: ¿A quién
debo dar fe?, me pregunto. ¿A la historia, suprema ficción,
o a los historiadores, supremos mentirosos? 
Descreo de los Libros Sagrados y sus predicciones;
para mí el fin del mundo tuvo lugar en el pasado.

Hablo poco, evito los amontonamientos.
No fumo, no me drogo, no ultrajo mi cuerpo con agujas.
Vengo de ningún sitio y voy hacia ninguna parte.
Todo lo que deseo en la vida
es una lata de cerveza cuando tengo sed.

De: El fin ya tuvo lugar (2012)



NI PERRO QUE VIGILE MI CASA

Primero, murió mi padre. 
Después, murió mi madre.
(Antes habían muerto mis cuatro abuelos.)
Más adelante, murieron el médico,
que me curaba los resfríos,
y el cura, que me eximía de los pecados.
Finalmente, murieron los poetas que tanto amaba,
mis viejos maestros en el arte oscuro.
No tengo esposa, tampoco tengo hijos
ni perro que vigile mi casa en soledad
(el último perro que tuve murió sin avisarme).
Cuando era chico, un ángel de yeso
sabía velar por mí desde la hornacina, 
pero me lo incautó la jerarquía eclesiástica.
Ahora yo soy mi propio dios 
y me invoco a mí mismo.

De: El fin ya tuvo lugar (2012)



POÉTICA DE LA BASURA

Todas las noches junto la basura,
la saco a la calle en una bolsa
y regreso a la casa.

(Tal la rutina de un hombre
que compone el papel de antihéroe
en una película olvidable.)

Antes de entrar, saludo a mi vecino
–otro astro de Hollywood venido a menos–,
que también ha salido a sacar la basura.

Luego, hostigado por los perros del barrio,
pasa el camión recolector
y se lleva las sobras de otro día de mierda.


De: El fin ya tuvo lugar, (2012)