UN POEMA DEL GRAN TAO QIAN (T'AO CH'IEN)
El poeta taoista Tao Qian es también conocido como Tao
Yuanming. Es famoso por su prosa "Prefacio al Poema de
la Primavera de la Flor del Durazno" y por sus notables poe-
mas en celebración del regreso a la naturaleza y por sus epi-
cureo amor por el vino. Vivió en una época de gran inestabi-
lidad política, conocida como el período de las Seis Dinas-
tías (222-589 d.C.) y sus trabajos expresan la ansiedad y el
agotamiento que ese tiempo produjo. Pasó por diversos pues-
tos oficiales, trabajando como consejero militar y como ma-
gistrado, pero insatisfecho con esa vida se retiró al campo
donde pasó el resto de su vida como granjero.
Es discutida la fecha de su nacimiento: algunos dicen en el
año 365 d.C., otros 372 d.C. La fecha de su muerte (427 d.C.)
es más precisa. Su influencia circuló entre incontables poetas
chinos, entre ellos el maravilloso Wang Wei.
Han sobrevivido unos 130 poemas suyos.
REGRESO A MI HOGAR EN EL CAMPO
1.
Cuando era joven no soportaba el gusto común;
amaba las montañas y las cimas.
Sin embargo caí en las redes del mundo
y malgasté trece años.
Pero los pájaros enjaulados anhelan volver a sus viejos bosques
y los peces de la piscina todavía necesitan aguas profundas
así que estoy punteando tierra en el predio del sur,
regresando al campo para vivir simplemente,
con sólo diez acres
y un tejado de paja sobre algunos cuartos.
Olmos y sauces dan sombra a los aleros posteriores,
hileras de árboles de duraznos y ciruelas en el corredor delantero.
Un pueblo distante perdido en la bruma,
hilos de humo de las casas vecinas.
Desde la profundidad de las sendas, los perros ladran,
un gallo cacarea bien alto en la morera.
No hay ni polvo ni desorden tras la puerta de mi patio,
sólo cuartos vacíos y tiempo para derrochar.
Después de todos esos años como una bestia enjaulada
he regresado otra vez a la tierra.
2.
No hay eventos sociales en los campos,
ni las ruedas de los carros runrunean a través de estos caminos.
Un sol brillante, pero yo cierro mi puerta de cañas
y me vacío en mis cuartos vacíos.
A veces me encuentro con los campesinos
yendo aquí o allá con impermeables de hojas de palma,
pero no hablamos de nada
salvo de cómo les va a los cultivos.
Cada día mi cáñamo y mis moras crecen más alto
y mi terreno se ensancha cada día
pero cualquier día la escarcha o el granizo
pueden aplastarlos como un campo de yuyos.
3.
Tan lejos de estas montañas y lagos,
hoy estoy loco de placer en los campos.
Ahora nietos y sobrinas me tienen las manos
mientras apartamos las malezas y entramos en las salvajes
ruinas de un pueblo.
Buscamos a través de colinas y montículos de tumbas
y las persistentes señales de un antiguo pueblo,
dispersos pozos [de agua] y rastros de sus hogares,
tocones podridos de bambú y arboledas de moras.
Le pregunto a un hombre que está recogiendo leña aquí
"¿Qué pasó con todas estas personas?"
El leñador se vuelve hacia mí y dice
"¡Están muertos, eso es todo, no queda nadie!"
En treinta años, sea en la corte o el mercado, todas las cosas
cambian.
Sé ahora que estas no son palabras vacías,
que vivimos entre sombras y fantasmas
y regresamos por fin a la nada*.
*El término que usan los traductores en inglés es más bello:
"nothingness", que sería correcto pero incorrecto traducir como
"nadidad".
Versión del chino al inglés: Tony Barnstone y Chou Ping.
Del inglés al castellano: R.R. (c)
FUENTE
Willis Barnstone/ Tony Barnstone. Literatures of Asia, Afri-
ca and Latin America. Prentice Hall, 1999.
(Fuente: Idiomas Olvidados)
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