miércoles, 14 de septiembre de 2022

Matías José Morales (Talca, Chile, 1988)

 

HIROSHIMA Y NAGASAKI

 


 

Te vi en sugerencias de amistad y a pesar

que todos cuentan

estás mejor, te veías triste.

La mirada baja, parece no quisieras

mostrar los cristales

de la glándula junto a tu ojo

y ese mentón pidiendo a gritos

que lo tomen

con solo tres dedos

y lo besen

y te miren.

Todo estará bien…

Vi que el material de tu franela

era ese

que tanto decías odiar.

Ese sonoro al tacto y sensible

a la luz de una ampolleta

bajo consumo colgando sobre tu cama.

Imagino has cambiado tus gustos

huesos y hormonas, que el abrazo

es diferente, en otra dirección

y a distinta altura.

Que el beso dado es al otro lado.

Olvidar es posible y lo posible

tiene su lugar en la existencia

de mi memoria que alguna vez fue tu memoria

y la de cincuenta y cuatro personas más

dentro del cine viendo la misma película

que nosotros

cuando nos dimos el primer beso.

Espero todo lo nuevo instalado en tu ser

te haga sentir que valió la pena

soltar aquellas bombas.

Los japoneses

todavía no recuperan el honor de su pueblo.

No hay cupos para el seppuku

ni fondos estatales, los devastaste.

“Es el precio del progreso

a una vida siendo amante de la ingeniería social”.

En eso eres lo mejor y lamento mucho

no haberme dado cuenta antes.

Ignorancia es ignorar lo sabido.

 

(Fuente: Relatos chilenos)

 

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