DONDE VIVÍAMOS
El ramal pasaba justo por la puerta de la casa
Venía la larga curva bordeada de yuyos
la línea férrea del siempre recto noble metal
y luego la bestia
con los chirridos,
los frenos,
los olores,
la bocina feroz,
la brisa caliente
que dejaba a su paso
Obviamente tapiamos las ventanas
levantamos un cerco,
cavamos un foso
entre las vías y la puerta de adelante
La dimos vuelta, al fin
la pusimos de culo
contra el ulular nocturno
la luz del reflector
en la cabeza-trompa
del monstruo-máquina
Los trenes se detenían
sin motivo
solo para arrancar
entrechocando
hierros y vagones
cadenas y enganches
en medio de los sueños
en los momentos
en que el cuerpo se entrega
a su inanidad más completa
y tierna
Sin rencores
Esto ocurrió
y no hubo Dios
que diese un buen puñetazo
sobre este desgraciado asunto
hundiéndolo todo
entre el olvido y el barro
Las ciudades, por entonces,
eran enteramente indivisibles
El descanso no había sido inventado
La cama y la silla aun no habían sido
desenterrados.
(Fuente: Idiomas olvidados)
No hay comentarios:
Publicar un comentario