domingo, 1 de agosto de 2021

Pablo Queralt (Buenos Aires, 1955)

 

 

Libro Primero     




Sabemos lo que queremos nosotros? 
Aquí en la habitación que adoramos estar cuando entra 
el colorado del atardecer o el amarillo del mediodía 
en toda esa luz nos bañamos pasando del living 
a la cocina tenemos las palabras los libros este lenguaje 
que nos hace felices invisibilizados 
en lo que hace nacer soñar tanto en esa luz imaginación 
del sueño invencible como nuestra necesidad nuestro 
deseo todas esas pequeñas extrañas vidas 
que aquí vemos en nuestras vidas 
que miran para otro lado .
Y para qué sirve esto que hacemos?
No te lo preguntes, el ser sabe lo que hace,
lo justo, lo bello, lo bueno.
Se quita un peso del corazón para vivir
una verdadera vida.
Atando un cabo me pregunté para qué tengo talento.
Es esa una chica o es un chico? Yo veo. Yo veo
en su cara de chica un río es el río que cruzaron
nadando con su madre mirá allí ella le tiende
la mano para no pisar unas piedras el agua corre
y nunca pensaron que ese momento grabado
para siempre sería una dulzura de placer hoy.
Pero quién toma la foto? Dejá que sea el pintor
él sabe colocar las cosas el cielo se mueve rápido
hoy las nubes chapotean como olas una más acá
otra cerca de la orilla nos fuimos demasiado lejos
tanto que no sabemos cómo volveremos.
Deslizándome, caminando entre las nubes
de la noche infinitamente hacia todo lo que me atraía
y nunca me animé empujando mi tristeza mi miedo
que son parte de mi vida me hundo
escucho respiro me arrojo al paisaje
de esta luz que fue mi infancia
y me quedé mirando este manto silencioso mirá.
Estos que andan por acá que van y vienen
que se ubican donde el director los ubica
en esa rigurosa adecuación qué piensan?
qué sienten?
yo solté el globo de niño de la mano al cielo
en ese pozo que nos envuelve. No entiendo
no comprendo su forma de moverse.
Allá esos nubarrones
que los hacen correr en el desorden de ecos.
Pero todo esto tiene belleza. Sus pasos sus vuelos los
paraguas en el viento. Colma el aire un soplido
que entra en nuestros pulmones. Insufla el cuerpo
esto es el Río de la Plata que tiene todo, todo esto existe
aunque digan que nada es real.
Me revolcó una ola y ya no sé más quién soy.
Busco mi razón cualquiera aunque no sea verdadera.
 
 



Esta realidad es cabalgar el caos



Esta realidad es cabalgar el caos en su angustia
de diástole y su sístole
de todo lo que queda atrás en la fragmentada visión
con sus pequeñas pirámides apagando lo visible
pagando el boleto de vuelta que se aúna
al propio centro del dolor ese es el movimiento
no esperar nada adaptación continua
es vivir transido en el rizoma de cosas contagiadas
en azulosa velocidad
entre el adentro y el afuera esa es la proeza del viaje
preguntarse por qué.
En otro silencio otras estrofas hago
es imposible parar alto esfuerzo romper las cadenas
a mi campo de la imaginación
de una vida malgastada. Estoy a orillas
de mi propio diseño. Ahí hecho y por mejorarse.
Con todos mis personajes interiores dispuestos
y trabajando fluyendo en esta experiencia
ellos son mis ayudantes y mis enemigos.
Todo hace su cantabile. Todo lo visible es lo que no es.
Como escribió o cantó Shelley. Una cosa verdadera
es verdadera por siempre.
Las melodías y las ensoñaciones azules
en sus constelaciones borrosas
que corren al costado de la realidad hacen abrir
el corazón a lo que dictan
los astros mi estilo es llegar con delicadeza y charlar
con toda esa rabia amontonada
para que no surja y meta sus ATP en las células
ese es el centro del mundo las palabras dichas
transcurren como nubes entre sol
y sombra ese es el soliloquio la buena compañía.
Necesitamos tan poco solo flores con días de verano
y un viento azul
ese aire nuestro suelo o plataforma
nuestro camposanto.
Ese espíritu pleno que fuimos antes de ser hombres
ese rol estelar.
Un buen libro en un día de lluvia. O ir al cine contra
las puertas del día.
Esa será mi música mi zumo a toda hora capaz
de ser a la velocidad de aprender de renunciar.
Ese será nuestro oficio.
Y todo se detiene el tiempo suficiente
y ahí nace la otra edad en su hora plena deambulo
péndulo oscilo en la pedrada en la caída en el centro
de mi duda si no soy yo mismo
en ese día menos ese ocaso que el silencio muerde.
Algo va perdiendo color algo retrocede el amanecer
incendia más allá
lo invisible esa es la contorsión
del mundo dibujado en la expansión
de una estética universal.


De: " Partes de la escena", Editorial detodoslosmares, 2020

De "Partes de la escena" Ed. detodoslosmares. 2020

 

(Fuente: El poeta ocasional)

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