la mancha en ese vidrio me dice
que allí se estrelló un pájaro
como una publicidad tenebrosa
confió su destino a un aire impermeable y dejó
en un plano invisible su babosa escritura
los creadores del vidrio no imaginaron matar a tantos pájaros
pero nos educan en la fe de esos límites perversos
cuando atardece en la ciudad y la contemplación agita
una tristeza que nos imita
vengan hermanos compañeros sombras de esta vida
miremos esa mancha
estamos vestidos con el mismo desierto
somos ese pájaro
el cuerpo cae y el alma deja su sed pegada al vidrio
solo el corazón que sabe
que no hay escritura sin mentira
conservará
como una única verdad
el Estampido.
En Recomendaciones para un eterno descanso (Ed. Lago, 2020)
No hay comentarios:
Publicar un comentario