AUTOBIOGRAFÍA
Morí al primer golpe y fui enterrado
en un pedregal del campo.
El cuervo enseñó a mis padres
qué hacer conmigo.
Si mi familia es célebre,
me corresponde no poco de su mérito.
Mi hermano inventó el asesinato,
mis padres inventaron la pena,
yo inventé el silencio.
Después tuvieron lugar acontecimientos bien conocidos.
Nuestros inventos fueron perfeccionados. Una cosa llevó a la otra,
se dieron órdenes. Hubo quienes mataron a su manera,
y se apanaban a su manera.
No mencionaré nombres
por consideración al lector,
pues al principio los detalles horrorizan
aunque finalmente son una pesadez:
puedes morir una, dos, incluso siete veces,
pero no puedes morir mil veces.
Yo sí puedo.
Mis células subterráneas llegan a todas partes.
Cuando Caín comenzó a multiplicarse sobre la faz de la tierra,
yo comencé a multiplicarme en el vientre de la tierra,
y mi fuerza ha sido mucho mayor que la suya.
Sus legiones lo abandonan para venirse conmigo,
y esa es solo la mitad de la venganza.
en “Paisajes de la metrópoli de la muerte”, de Otto Dov Kulka, Taurus, Madrid, 2013. Trad. de Juan Ramón Azaola.
(Fuente: Jonio González)
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