Divinidad del verano
Los sueños, sombra mía,
que te asustaban por las noches
ya no volverán. Las noches
empequeñecieron y se suavizaron, como nosotros.
¿No lo has sentido aún? Nos hemos convertido
en los héroes de un bello y enorme Sueño.
Y - me lo recordarás - el alba
llegará con sus veloces alas.
Con todos sus crótalos
despertará a la vida a los seres sin alma.
Volverá a dar forma a los guijarros
y al polvo del camino.
Cuando el día se extienda por doquier,
todo lo insignificante tendrá su importancia.
Abundarán en florines
los delantales llenos, cada lagarto dorado
se quedará inmóvil en la pared.
Sus ojos serán piedras preciosas de la esperanza.
Cada latido suyo,
respuesta al golpe de nuestra alegría.
¿En dónde se ha escuchado que el campo seco
se convierta en un mar de mediodía?
Sólo este hecho tocará y cantará
el grito de victoria, porque fueron acertadas
las previsiones del más temerario Alquimista.
Mientras tú,
sombra mía, hasta ahora negra y ceniza,
tu falda roja,
al enredarse y romperse
en las espinas y las mañanas,
y al brillar como gloria
el abrazo del arco de tu guadaña,
en vez de amenaza, habrás tomado algo
del Arcángel que lleva la espada, del temible
Miguel y de la Virgen Artemisa
Cazadora (la amapola
que conocimos en la Pascua, con el insecto
oculto en el seno de su amor,
convalida en divinidad del Campo).
Serás el blanco de la creación, causa
y necesidad de todas las Épocas,
fideicomiso de la nueva recolección,
metralla del sol, además,
con toda justicia,
jactancia mía
a lo largo del día abrasador.
Cuando atardezca y caigan las horas
y todo el deslumbramiento exterior
descienda,
esa jactancia se volverá
hacia el amor, se orientará
hacia el silencio.
Hacia el amor
y hacia la incertidumbre. ¿Cómo,
oculta en la sombra después de tantos
siglos, oscura Eurídice,
has ascendido hoy para brillar?
¿Por qué barrancos de tu Helicón
has atravesado para llegar
a nuestro campo, encima del instante
en que se inflama este primer verano,
aquí cerca, en los parajes de Atenas?
incluido en Antología de la poesía griega. Desde el siglo XI hasta nuestros días (Ediciones Clásicas, Madrid, 1997, ed. de José Antonio Moreno Jurado).
(Fuente: Asamblea de palabras)
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