HIJOS DE LA BONANZA
Mi infancia son recuerdos de un piso a las afueras
y un huerto descuidado en la ventana;
mi juventud, veinte años de cuadernos de inglés.
Conseguirás —dijeron—
mucho más que tus padres y sus padres:
estudia cuatro años y tendrás un trabajo,
trabaja y vivirás siempre tranquila;
trabaja y serás digna de un futuro.
Asentí, como todos —hijos de la bonanza—.
No atendimos a aquel presentimiento
aquel olor a pólvora que asomaba en voz baja
como un eco de angustia a puertas de palacio.
De aquel país ajeno a las fronteras
solo guardo el recuerdo de la luz
y una aversión a la palabra patria.
PROCESO LITERARIO
Acudir a tertulias de santones.
Escribir en un par de suplementos.
Llevar una revista o ejercer
de antólogo imparcial de tus amigos.
Actualizar el blog semanalmente.
Estudiar al dedillo las teorías de Dámaso
y el diario de Jaime.
Presentarse a concursos. Negar haberlo hecho.
Twittear al premiado: merecido,
qué ganas de leerlo
Quedarse con las caras del jurado.
Hacer generación como quien hace
encaje de bolillos.
Mantener buenos términos con todos los poetas
y odiar terriblemente a un compañero
de tertulia o revista.
Enviar manuscritos. Negar haberlo hecho.
Suplicar por un prólogo o, al menos,
una contraportada.
Enviar un WhatsApp a todos tus amigos:
El día ha llegado: mi libro ve la luz.
Os espero a las siete
en una librería. Me acompaña
un señor novelista o tertuliano.
Buscar el ángulo que muestre el gran
aforo del evento.
Invitar a café a un par de críticos.
Negar haberlo hecho.
¿Escribir un poema? Esa es la parte fácil.
DIME
Dime si aún conservan algo
de cierto los poemas que escribimos
cuando todo lo que sabíamos del mundo
tenía algo que ver con el amor.
NOTA BIOGRÁFICA
Yo nací -comprendedme-
en tiempo de internet y construcciones.
En la televisión contaban el milagro:
un nuevo mundo unido por la red,
una Europa inclusiva y una paz
-neoliberal- perpetua.
A mis pies se ofrecía un futuro tranquilo
de puertos cada vez más resguardados,
de campos fértiles y cielos limpios:
un camino dispuesto para el éxito.
Yo nací -comprendedme y quizá
consigáis perdonarme- un instante
antes de la tormenta, abocada
a ver desde la cuna el hundimiento
y vivir aferrada a los tablones:
náufraga del progreso.
de Hijos de la bonanza, Hiperión, 2020
(Fuente: Emma Gunst)
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