De la poesía moderna
El poema de la mente en el acto de hallar
Lo que le bastará. No siempre tuvo
Que hallar: la escena estaba lista; repetía lo que
Estaba en el guion.
Entonces el teatro se volvió
Otra cosa. Su pasado era un recuerdo.
Tiene que estar vivo, aprender el habla del lugar.
Tiene que enfrentar a los hombres de su tiempo y conocer
A las mujeres de su tiempo. Tiene que pensar en la guerra
Y encontrar lo que lo bastará. Tiene
Que construir un nuevo escenario. Tiene que estar en ese escenario
Y, como un actor insaciable, lenta y
Meditadamente, decir palabras que en el oído,
En el más delicado oído de la mente, repitan,
Exactamente, lo que quiere oír, un sonido
En el que invisible audiencia escucha,
No la obra, sino a sí misma, expresada
En una emoción como de dos personas, como de dos
Emociones que se vuelven una. El actor es
Un metafísico de lo oscuro, tañendo
Un instrumento, tañendo una tensa cuerda que produce
Sonidos que atraviesan súbitas pertenencias, que contienen
Por completo la mente, debajo de la cual no puede descender,
Más allá de la cual no tiene voluntad de elevarse.
Debe
Ser el hallazgo de una satisfacción, y tal
Vez de un hombre patinando, una mujer bailando, una mujer
Peinándose. El poema del acto de la mente.
La muerte de un soldado
La vida se contrae y se espera la muerte,
Como en una temporada de otoño.
El soldado cae.
No se convierte en un personaje de tres días,
Imponiendo su separación,
Exigiendo pompa.
La muerte es absoluta y sin monumentos,
Como en una estación de otoño,
cuando el viento cesa,
Cuando el viento cesa y, sobre los cielos,
Las nubes siguen, sin embargo,
En su dirección.
(Fuente: Vallejo & Company)
No hay comentarios:
Publicar un comentario