VIDA COMPARTIDA
Como en sueños,
los pies descalzos
retumban en el pasillo.
Pedazos de imágenes,
rasgadas por las pestañas
sin abrir,
avanzan.
Las cortinas ceden
a la mañana que insiste
en mostrar
la noche anterior.
Unas prendas arremangadas
colgando.
Tus pantuflas
de mi lado.
El agua corre,
hierve hasta hacerse
vapor de café
que impregna y embriaga
la pereza
que se despierta
junto a la almohada.
Me abrazás.
Algo sigue dormido
en el silencio,
hasta que los ojos se abran,
después, la próxima mañana
o la otra…
LLAMARTE
Tuve ganas de abrir la ventana
y llamarte amor.
Pero tuve miedo
de que no fuera cierto.
OTRA MÁS
La tormenta pasó otra vez por la calle,
se sentó a diez cuadras
para mirarnos a la distancia.
Espera harta.
Sabe de nosotros,
pero no nos dice nada.
IMPROBABLE
Probar algo
que me devolviera el sabor de mi casa.
Ni siquiera tus labios,
los mismos de toda la vida
pudieron hacerlo.
DIÁLOGO
Nos contamos
que la noche está fría,
que vimos un colibrí
en las plantas del patio.
Que los grillos están despiertos,
que la luna está completa,
que proyecta sombras.
Es que la noche,
los pájaros,
las plantas,
la luna,
los grillos,
las sombras,
son nuestro cuento.
EN LA MANO
Una paloma suave, seria,
en la mano segura
sacudía la cabeza,
con fuerza,
hasta que se soltó.
Ahora está en el árbol de nuestra casa.
La paloma y la mano se miran,
pero no se entienden.
poemas inéditos de la serie Connivencia
(Fuente: Emma Gunst)
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