RAÍZ
ni la cálida idea de la fraternidad,
ni las estrellas del alcohol
que encienden las estrellas,
ni el lujoso perfume
que arrecia en la derrota
del que se afanó en lo real
soñó, lució, naufragó,
se afanó en lo real,
ni el número posible
que desnude el mundo
son Tú, tu verdad
de semilla durísima que liga
a esta tierra de sangre,
niebla, sueño,
mi mano...
Oh, tú, rostro del alba,
más allá del alba.
(Fuente: Daniel Rafalovich)
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