AQUÍ SÓLO VIENEN A DESOVAR LOS FANTASMAS.
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Aquí sólo vienen a desovar los fantasmas
tienen su taberna y su piso de madera crujiente
puñetazos, con sus pequeñas manitos de gasa, que apenas resisten
el roce con el aire.
A veces olvidan que han muerto y yo olvido que estoy vivo
entonces bebemos juntos de ese néctar que adoran las abejas
y nos contamos antiguas hazañas inventadas
y ellos me preguntan ¿qué es estar vivo, Sebastián?
y yo les pregunto ¿qué es estar muerto?
y por mucho que nos esforcemos, no logramos encontrar la diferencia.
Pero cuando llega el tiempo de hablar de mujeres
todos efervescemos y nos ponemos de acuerdo
en que no hay nada como tener una mujer tendida sobre la cama
y dormir sobre su vientre tibio mientras el viento murmulla obscenidades en las ventanas
pero de pronto alguno pregunta ¿acaso no es eso la muerte, dormir
sobre el vientre tibio de una mujer tendida sobre una cama?
y entonces todos enmudecemos, y nos preguntamos, un poco azorados,
qué tan grande será el corazón de la muerte, para que podamos caber todos.
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