visa
Ah, si se pudiera fiar nuestra felicidad
y llevarla a casa ya,
a sola firma de un papel,
solo con el DNI,
como se hace con una refrigeradora
o un televisor.
Y olfatearla como a un libro nuevo,
y palparla de cuando en cuando
para asegurar su existencia,
y alegrarnos porque el dinero
lo gastamos bien.
Aunque tal vez
tengamos que entristecernos
porque se echó a perder muy pronto
y aún no terminamos
de pagar las cuotas.
(Fuente: La comparecencia infinita)
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