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el bigote perfilado bajos los finos orificios de la nariz.
Necesitás deshacerte de algo, y no sabés cuándo
ni cómo. Y luego aparecen esas moscas, que hacen
lo mismo de siempre, aunque sin la amenaza insecticida.
Todo tiene que ver con la vida de una mujer mientras
es utilizada. Las moscas se deslizan encima tuyo,
arrastrándose, y abandonan sus sonidos microscópicos
para después tomarte por completo. Sin embargo,
no estás herido de muerte. Te cubren en su totalidad
porque un cuerpo invadido de moscas es, por definición,
la manera de participar de una sólida defensa, donde
por desesperación tomaste una bolsa y te metiste adentro.
“Lo bueno de estar acá es la obligación de no pensar
en nada”, escuché decir a una escritora, durante una
entrevista. Ella citaba una frase que no era suya, tal
como yo la replico ahora. Aquí no hay malentendidos,
sino un formidable peso de la frase por interpósita ídem.
Existen intermediarios para una oración que no tiene
sujeto reconocible ni sentido determinado. Eso es lo que
hago desde hace años: eliminar cualquier atisbo de origen
e instalar estructuras para hijos de madres diferentes.
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-inédito-
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