Segregación N° 1 (A MODO DE UN PINTOR PRIMITIVO CULTO)
Segregación N° 1
(A MODO DE UN PINTOR PRIMITIVO CULTO)
Yo, mamá, mis dos hermanos
y muchos peruanitos
abrimos un hueco hondo, hondo,
donde nos guarecemos,
porque arriba todo tiene dueño,
todo está cerrado con llave,
sellado firmemente,
porque arriba todo tiene reserva:
la sombra del árbol, las flores,
los frutos, el techo, las ruedas,
el agua, los lápices,
y optamos por hundirnos
en el fondo de la tierra,
más abajo que nunca,
lejos, muy lejos de los dueños,
entre las patas de los animalitos,
porque arriba
hay algunos que manejan todo,
que escriben, que cantan, que bailan,
que hablan hermosamente
y nosotros rojos de vergüenza
tan sólo deseamos desaparecer
en pedacitos.
A MI HERMANO ALFONSO
A MI HERMANO ALFONSO
Pues tanto el leño cuanto el crudo hierro
del cepo que severo te avasalla,
unidos cual un órgano se encuentran
desde el cuello hasta las plantas,
no solo a flor de cuero,
mas sí en el lecho de tu propio tuétano,
que te dejan cual ostra
a la faz del orbe así arraigado;
y el leve vuelo en fin
que en el cerúleo claustro siempre ejerce
el ave más que el claustro desalada,
¿cuándo a ti llegará?,
mientras abajo tú en un aprisco solo
no mueves hueso alguno
ni agitas ya la lengua
para llamar al aire;
pues en el orbe todo viene y va
al soplo de la vida,
que pródigo se torna
para muchos y a no más otros pocos
áspero, vano o nada para siempre.
(Fuente: Víctor Coral)
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