El asno
En la dehesa,
sátiro; en el corral, asceta;
paciente como Job, como Falstaff deforme,
con gravedad de apóstol, sobre la frente quieta,
lleva los dos apéndices de su cabeza enorme.
Ni la hartura le halaga, ni el ayuno le aprieta;
con su destino vive, si no feliz, conforme,
y prolonga su efigie de contrahecho atleta
en una innumerable generación biforme.
Vivió noches amargas, tuvo días lozanos;
le cabalgaron númenes, le afligieron villanos;
unas veces la jáquima, otras veces el freno.
Honores y trabajos, tiempo ha los dio al olvido,
pero siempre recuerda su pellejo curtido
la presión inefable del dulce Nazareno.
paciente como Job, como Falstaff deforme,
con gravedad de apóstol, sobre la frente quieta,
lleva los dos apéndices de su cabeza enorme.
Ni la hartura le halaga, ni el ayuno le aprieta;
con su destino vive, si no feliz, conforme,
y prolonga su efigie de contrahecho atleta
en una innumerable generación biforme.
Vivió noches amargas, tuvo días lozanos;
le cabalgaron númenes, le afligieron villanos;
unas veces la jáquima, otras veces el freno.
Honores y trabajos, tiempo ha los dio al olvido,
pero siempre recuerda su pellejo curtido
la presión inefable del dulce Nazareno.
en Las mejores poesías chilenas,
1949
Selección y prólogo de
Alone
(Fuente: Descontexto)
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