viernes, 21 de enero de 2022

Carlos López Degregori (Lima, Perú, 1952)

 

Patografías

 

Los poemas son bacilos que observas a través del microscopio.
Bacilos de Koch
Bacilos de Yersin
Bacilos de Hamsen.

Los poemas son patografías.

Una patografía madura cuando resta.
Por eso :
No seas testimonial
No seas conceptual
No seas Lírico
No seas Confesional.

Los poemas son vectores de patografías. Son bosques quemados en los pulmones, ríos
en las circunvoluciones del cerebro.

Las patografías son corporales y emocionales, desprenden burbujas de sangre y
filamentos apasionados.

Las patografías necesitan cánulas, escalpelos, pulmones de acero, tijeras de Metzen, de
Cooper, de Mayo.

 Las patografías son ratas blancas experimentales.

Cuando un poema es patografía se vuelve incisión en el tiempo, un plazo de vida.

Los poemas patográficos son largas vendas de amor maculado, médicos y enfermos
transparentes.

Una patografía infecta. Extiende bubas, secreciones, esputo, estrellas.

Una patografía cura.

Una patografía es milagrosa, aunque sea insignificante.

Un poema patográfico va siempre más adelante que el autor. Descubre la enfermedad
más genuina que atesora, esa que él mismo no conocía o no había percibido.

Las patografías quedan en suspensión y se regocijan en su enfermedad hasta volverse
mis poemas.

Mis poemas cuidan sus bacilos, la música de las enfermedades.

Mis poemas nacen de una reproducción siamesa. Maduran, enferman, mueren.

Mis poemas son organismos colmados de bacilos.

Mis poemas son hermafroditas y se fecundan a sí mismos.

Mis poemas engendran hijos patográficos que serán algún día médicos y enfermos.

Mis poemas inventan al lector que los merezca.

 

 

                                                                                    (De: A mano umbría, 2019)

 

 

(Fuente: Tiberíades.Org)

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