7
El virus muere
–asegura la OMS–
con agua y jabón.
Pero no sale agua.
Ni un chorro
ni una gota
–cualquier agua–
ni sucia
ni vieja
algo de agua
de las canillas
en ninguna de las
casillas.
Jabón seco y
nada de agua
ni una gota
en las canillas
de las casillas
de los pasajes
de la Villa 31.
13
I
Hoy. Una memoria de siglos invertidos.
Unas agujas girando en reverso.
Unos planetas por fuera de su elipsis.
El seso perturbado. El caballo en la terraza.
II
Vivimos una época del mundo
donde llegamos a creer
en el mito de Adán y Eva
en que la respiración del otro
me envenena.
Prometeo nos quitó el fuego para dárselo
a los dioses y Baco toma agua mineral
en el desierto.
III
Ahora parece imposible, pero
las paralelas alguna vez se unen
el amor volverá a llover hacia las nubes
la poesía detonará los tiempos consagrados
y respirarnos como cerdos encimados
será celebración de primavera.
LAURA
Con el aislamiento
su casa fue una trampa.
El monstruo que se escondía
tras la heladera
debajo de la cama
en las alacenas
entre los pocillos de café
y los frascos de conservas
mostraba las garras.
Prohibía
lavarse los dientes
vestirse de colores
mirar por la ventana.
Con cada prohibición
crecía su forma de amo
en ceguera y ojos rojos
–con intermitencias–
pero sin detenerse.
Hasta que una mañana,
cuando ya no cabía
en el ambiente,
y antes de salir,
roció la casa con nafta y la incendió,
con ella dentro.
VENTANAS CON MUJERES
Detrás de una ventana,
una mujer.
O su figura con hombros de carbón.
Cabello de sombras, sin boca.
Detrás de otra ventana,
otra mujer.
Unos ramos de brazos como antorchas.
Más cabellos y una línea pronunciada como boca.
Otras ventanas, menos figuras
de mujeres detrás.
Menos sombras, menos líneas y más bocas.
Algunas con sangre, otras con alas.
Más ventanas.
Vidrios rotos. Hilachas colgando de las astillas.
Más y más mujeres fuera del detrás de las ventanas.
Hasta que sea torrente, inundación.
COMEDORES POPULARES
Bajo el culo de la olla
leña verde.
Sobre el hule de la mesa
los menudos.
Invadiendo las narices
humo duro.
Hasta los codos de remanga
las mujeres.
En las bocas de niños con barbijos
hambre.
Y en los platos de losa
un cucharón asfixiando
la tormenta.
-1a ed- Villa María
(Fuente: Emma Gunst)
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