No es tu sexo lo que en tu sexo busco
sino ensuciar tu alma:
desflorar
con todo el barro de la vida
lo que aún no ha vivido.
Vuelve Leopoldo a Astorga, su pueblo natal.
Vuelve el poeta maldito tachado siempre con ligereza de loco, el que se pasó la vida entrando y saliendo de manicomios.
Vuelve a su pueblo el devoto de los cigarrillos y la Coca-Cola, el que dio lustre y altura a una melancólica palabra: desencanto.
No había terminado la historia de la muerte del poeta que no se callaba nada, ni cuando escribía ni cuando hablaba, el que al final de su vida se decía "puteado como un perro".
Vuelven después de cinco años de su muerte, sus cenizas al panteón familiar, junto a las de Leopoldo, su padre y también poeta, las de 'Michi', su hermano y también escritor, y las de otros miembros de la familia.
Vuelve así, en forma de polvo y en una urna de contener polvo, haciendo, quién sabe, de su cadáver el último poema, como una vez escribió.
de DIARIO DE UN SEDUCTOR
(Fuente: Divina Crea)
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