Retrato con comentarios
He aquí el retrato de un hombre que conocí.
Sentado a la mesa, el periódico abierto.
Los ojos se cierran tras las gafas.
El traje lavado con brillo de pinar.
Es un rostro pálido y a medio terminar.
Pero él siempre ha inspirado confianza. Por esto
la gente evitaba acercársele
y quizá, así, toparse con la desgracia.
Su padre ganaba dinero a raudales.
Pero en la casa nadie andaba seguro.
La sensación de que extraños pensamientos
se metían en la casa por las noches.
El periódico, gran mariposa sucia,
la silla y la mesa y el rostro, descansan.
La vida se detuvo en los grandes cristales.
¡Dejémoslo un momento suspendido!
*
Eso que soy yo en él descansa.
Existe. Él no lo siente
y por eso existe y está vivo.
¿Qué soy yo? A veces, hace mucho tiempo,
por unos segundos me acerqué
a qué es YO, qué es Yo, qué es YO.
Pero cuando precisamente vi a YO,
YO desaparecí y quedó un hueco
por el que yo caí como cayera Alicia.
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