Una araña paciente y silenciosa
Vi una araña paciente y silenciosa, que estaba quieta, sola, posada en un rincón, e investigaba el vasto espacio vacío alrededor de ella, lanzando un filamento tras de otro de su cuerpo, sin cesar, de manera infatigable. Vos también, alma mía, que estás ahí parada, rodeada, separada, en inmensos océanos de espacio, reflexionando sin cesar, aventurándote, arrojando,
buscando las esferas para unirlas, hasta que al fin el puente que necesitarás se haya formado,
hasta que el ancla dúctil quede fija en su sitio, hasta que al fin la telaraña que tejés quede agarrada
de algún lado, alma mía.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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