miércoles, 6 de noviembre de 2024

Seamus Heaney (Bellaghy, cerca de Castledawson, Irlanda del Norte, 1939-Dublin, 2013),

 

«Cadena humana»

Tres poemas / Traducción de Paula Galíndez



 

 

 

Cadena humana


para Terence Brown

Ver las bolsas de harina que se pasaban de mano en mano
los voluntarios, en primer plano, y a los reclutas
disparando sobre la turba, volvió a prepararme

con las dos puntas sujetadas de un saco,
dos fajos cargados de cereal que había hecho asas
para usar de agarre, listos para arrojar;

la puja hombro a hombro, el un-dos, un-dos
hasta el remolque, y volver a encorvarme y arrastrar y agotar
con la siguiente carga. Nada superaba

ese breve alivio, la verdadera retribución de deslomarse.
Un soltar que ya no volverá.
O sí, una vez. Por todas.




La enfardadora



Todo el día el clanc de una enfardadora,
monótono, cardíaco,
tan pasado por alto

que atardecía cuando caí en la cuenta
de lo que estaba oyendo
y me perdía: las horas más ricas del verano,

como habían sido desde un principio,
de montacargas, todas sudadas,
y con la recompensa casi suficiente

del galope arreado del tractor
hacia el final del día
dando la última vuelta al campo de heno.

Pero lo que también recordé
mientras las torcazas arrullaban al borde
de doce hectáreas espigadas

y yo me paraba a inhalar la frescura
de ese eldorado crepuscular
de majestuosos cilindros de fardo

fue lo que dijo Derek Hill,
la última vez que se sentó a nuestra mesa,
que ya no podía soportar

ver el sol poniente
y pedía por favor que lo ubicaran
de espaldas a la ventana.




«La puerta estaba abierta y la casa estaba oscura»



en memoria de David Hammond


La puerta estaba abierta y la casa estaba oscura
por lo que hablé su nombre, aunque ya lo sabía:
la respuesta esta vez sería silencio

que me dejó parado escuchándolo crecer
hacia atrás y abajo y afuera, a la calle
donde al entrar (ahora lo recuerdo)

los faroles también habían estado extintos.
Me sentí, por primera vez allí y entonces, un extraño,
casi un intruso que quería salir volando

aunque entendí que aquí no había peligro,
solo retirada, un no tan hostil
vacío, como dentro de un hangar de medianoche

en un campo de aviación entre el verano que expira.



2010



Publicado por Salta el Pez Ediciones, 2024






 

(Fuente: Descontexto)

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