Es inútil el poema.
Esto lo sabemos.
Hemos escrito muchos versos hablando de eso.
La poesía es inútil, lo recordamos a diario,
su frecuentación nos pierde.
a ciegas, como tontos.
Como tontos releemos los poetas viejos, enterrados
en tumbas mohosas, donde no lloran las jóvenes
ni arriesgan los hombres su salario
y donde trabaja el olvido
cada día.
Como ciegos vamos, como a tientas,
imprecando al destino, a su burla repetida
que nos hace tropezar en su piedra
dos veces, y luego una vez más al recordarla,
echando leña al fuego de esa pasión inútil.
Aullamos como perros añorando su perfume,
como perros damos vueltas sobre nosotros mismos,
como ovillos miserables, olvidados del sueño, oliéndonos
para sacar de la pelambre más pastosa
el aroma de la poesía, ese aroma que no tenemos
y quisiéramos poseer
para siempre.
¿Poseer y para siempre?
Esa es la inútil, hablando por nosotros.
- inédito
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