miércoles, 28 de agosto de 2024

Ángel Cerviño (España, 1956)

 

DESPERTAR PALABRAS
 
 

“La catástrofe de la nación hace mucho tiempo que se venía 
anunciando en el embrutecimiento de la lengua.” (Joseph Roth)
 
 
En los tópicos, en los lugares comunes, en los discursos hueros 
las palabras engordan y se hacen sedentarias, se atiborran de 
significados basura y mueren adormiladas de imbecilidad.
 
La poesía (toda escritura que se precie de serlo) viene para meterlas 
en difiultades, despertarlas de la modorra y arrancarlas del sopor, 
someterlas a duras exigencias, a tensiones imprevistas, ponerle las 
cosas difíciles, amañar encuentros imposibles, desubicarlas, dejarlas 
fuera de lugar, señalarle objetivos inalcanzables para forzarlas a estirarse 
por encima de sus posibilidades. 
 
Las palabras deben mantenerse en forma para tal acometida, ejercitarse 
y hacer músculo: si pretende elevarse con un movimiento sutilísimo y 
volar algún día con la ligereza de la brisa, el bailarín habrá de esforzarse 
con la tenacidad de un atleta y sudar como un levantador de pesas.
 
 
Puede ser una imagen de 1 persona y gran felino

 

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