Con la ola
Con la ola
.
No hay verano, solo los brazos tendidos para siempre
en su nombre, el grito del pájaro que mide con su vuelo
desconocida, de una sola sacudida,
liberará su cabellera rubia, dejándola caer
sobre su nuca, sus hombros cálidos, salpicados de
pecas,
cuando ya su frente penetra en la frescura
del instante próximo
—y antes que entre, antes que la ola de oro oblicuo que
recorre la bahía se convierta en iglesia, de pie sobre la roca,
el silencio asoleado de los corredores en las escuelas
desérticas beberá el estrépito de las guerras púnicas,
el grito de las madres entrará en las hojas
de los cuadernos, vírgenes otra vez,
y la memoria de las tormentas en las cintas de anisado
enrolladas, conciliadoras, en el fondo de los vasos
esperando aquí y allá,
en el jardín;
el engaño fugaz del partido de fútbol se borrará ante la
lenta verdad de las sombras que se arrastran detrás de
los jugadores, sobre el pasto cada vez más oxidado.
.
(Traducción: Delphine Simonin)
(Fuente: Grover González Gallardo Poesía)
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