OFRENDA
Sos un acróbata. Tu arte exige equilibrio,
fuerza, concentración y capacidad de salto,
ir de un trapecio a otro con un ojo en las
otro en los nudos que se hacen y deshacen
en tu vuelo.
No hay frontera que pueda detener tu viaje
hacia el templo del sol donde se enciende
la luz última. La sustancia gramática de tu
yo será como la del pájaro que sólo desea
alejarse del tierno musgo del suelo aún
cuando está cayendo de su nido.
Sos en el aire un animal pequeño que se vuelve
transparente sin que se dañe su caletre. Vos mismo
(¿oyente, lector, músico o espejo?) deberías tratarte
de forma protectora. Como a la cabeza de un niño,
de un loco o de tu amada.
Si ella se entrega no dejes de besarla en la boca.
Fluye oro de tu lengua como oro fluye del cielo
rojo de Coghlan. Entre tus dientes está esa presa
de tu instinto, el poema, que has de poner sobre
la mesa, ese espacio rodeado de luz de la mente.
Te deseo que algo así te suceda el próximo solsticio
de verano cuando ninguna sombra salga al encuentro
de tu vuelo. Como si fueras realmente un pájaro o un
acróbata que acaba de hacer nido en el viento.
.....
(Fuente: Daniel Freidenberg)
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