Vienes por un camino
que mi memoria sabe,
y me detengo entonces
indagándote el rostro.
Más ah!, ya no es posible
detenerte un instante.
Todo está muerto, y muerto
el tiempo en que ha vivido.
Yo mismo temo, a veces,
que nada haya existido;
que mi memoria mienta,
que cada vez y siempre
-puesto que yo he cambiado -
cambie, lo que he perdido.
(Fuente: Maricarmen Darriba Magadán)
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