de "la silla en el mar"
Escribano aureolado
En ferocísima nada tú
sin manos
para coger el día
(ni pies tampoco ni boca ni oídos)
tú sin lloros
tú hechizado
tú clavado cimentado y
enlucido
tú las calles sin salida
las puertas condenadas
tú los arcos cegados
las ventanas tapiadas
tú el muro
tú el muro
aureolado penitente
piedra en pecho duro duro
ni una brizna en tu reino
pasa el viento pasa el otro
sin un cielo.
~
Una mujer contra el muro
Cerrado a piedra y lodo a cal y canto
en cruz y escuadra resguardado
cómo he de encontrarte nunca
por no verte mis ojos no los tengo en la cara
mis pechos tampoco lejos de tus manos
y sin tus manos ninguna mía alcanza algo
menos las piernas por más desvelos
que ya la tierra sola me camina encima
la inmensa tierra herida
abierta por tu falta.
~
Cripta
Te sacaría de la siesta de vivir muerto
si conociera la mano que sujeta las manecillas
de tu corazón sol de piedra campana de piedra
tu boca no se abrirá al aire de mi boca
me levanto me arranco el polvo un poco la pena
y camino cómo camino lejos de ti...
~
Una casa
Déjenlo jugar a la pega inmóvil solo
o contar contra la pared hasta
hasta que no quede nadie
capaz de esconderse de algo
de salvarse de algo ya déjenlo
hacer el muertito parado
echado en el pasto en el piso
quizá esté contando ladrillos
ovejas en la boca del lobo para dormirse mejor
un ladrillo saltando de unas manos a otras manos a otras
otro ladrillo saltando de unas manos a otras manos a otras
hasta la casa donde todos íbamos a ser felices
si no hubiésemos sido nosotros
pero teníamos que ser nosotros
ahora o nunca terminamos la casa
nunca termina la casa
de caérsenos encima.
~
En la piscina
Un cuerpo
largo
triste
bracea
en el cielo
desnudo
del agua
un brazo frío
y otro brazo
los ojos abiertos
quietos
en el quieto
fondo
de losetas.
~
Retiro
A Tilsa Tsuchiya
Una lengua anudada a otra lengua
no es silencio
ni la tortuga con túnica de piedra
ni el pez en su nube
los brazos no brazos
los muñones
portones
que clausuran.
~
Rincón
Densa
silla
abierta
detiene
el mar
la tierra
las estrellas.
~
Costa
(vayamos por la sombra)
Qué orillas las sombras
cuando el sol ahoga
y eso eres: sombra
y a esa voy
braceando en brava luz
aturullada
quiero alcanzar el flanco negro
de la luna
tocar el borde justo de tu manga
tenderme
en esa tierra inmóvil
que es la sombra de un
hombre
vaciado de su sueño.
La silla en el mar. Lima: Peisa, 2016.
(Fuente: La comparecencia infinita)
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