El dios mal informado
En el camino donde pisó un dios
hace tanto tiempo que el tiempo no se acuerda
queda el sueño de los pies
sin peso
sin dibujo.
Quien pase por ahí, en una fracción de segundo,
se erige en dios, ignorante, dios hambriento,
con nostalgia de existencia.
Sigue adelante en busca de su rastro,
que es un temblor radiante, una opulencia
de imposibles, capullos de lo posible.
Pero el camino se parte, se milparte,
y la flecha no apunta
hacia ningún destino, y el trazo ausente
transforma al hombre en hombre, nuevamente.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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