PROSA DE TRANSIBERIANO Y DE LA PEQUEÑA JUANA DE FRANCIA
Dedicada
a los músicos
En
aquel tiempo yo era un adolescente
Apenas
tenía dieciséis años y ya no recordaba mi infancia
Estaba
a 16.000 leguas del lugar de mi nacimiento
Me
hallaba en Moscú,
en
la ciudad de los mil tres campanarios y las siete estaciones
Y
no me bastaban las siete estaciones y las mil tres torres
Porque
mi adolescencia era tan ardiente y loca
Que
mi corazón, alternativamente,
ardía
como el templo de Efeso o como la Plaza Roja de Moscú
Cuando
se pone el sol.
Y
mis ojos iluminaban antiguos senderos.
Y
yo era tan mal poeta
Que
no sabía llegar hasta el fondo de las cosas.
El
Kremlin era como una inmensa torta tártara
Crujiente
de oro.
Con
las grandes almendras de las catedrales
inmensamente
blancas
y
el oro empalagoso de las campanas...
Un
viejo monje me leía la leyenda de Novgorode
Yo
tenía sed
Y
descifraba caracteres cuneiformes
Luego,
de pronto, las palomas del Espíritu Santo volaron sobre la plaza
y
también mis manos alzaban el vuelo, con
susurros de albatros
y esto era las últimas reminiscencias del
último día
Del
postrer viaje
y
del mar.
No
obstante, yo era un poeta muy malo.
No
sabía llegar al fondo de las cosas.
Tenía
hambre
Ya
todos los días ya todas las mujeres en los cafés ya todas las copas
Habría
querido beberlas y romperlas
Ya
todas las vitrinas ya todas las calles
Ya
todas las casas ya todas las vidas
Ya
todas las ruedas de los coches que giraban
como
torbellinos sobre los malos empedrados
Habría
querido hundirlas en un gran horno de espadas
y
habría querido moler todos los huesos
Y
arrancar todas las lenguas
y
licuar todos esos grandes cuerpos extraños
y
desnudos bajo la ropa que me vuelve loco..
Presentía
la llegada del gran Cristo rojo de la revolución rusa…
Y
el sol era una inmensa herida que se abría como un brasero.
En
aquel tiempo yo era un adolescente
Apenas
tenía dieciséis años y ya no recordaba mi nacimiento
Estaba
en Moscú, donde quería alimentarme de llamas
y
no me bastaban las torres y las estaciones que cubrían mi ojos de estrella
En
Siberia rugía el cañón, había guerra
A
Hambre frío peste cólera
y
las aguas fangosas del Amor arrastraban millones de carroñas
En
todas las estaciones veía partir todos los últimos trenes
Ya
nadie podía salir porque no se vendían más boletos
Y
los soldados que se iban hubieran preferido quedarse...
Un
viejo monje me cantaba la leyenda de Novgorode.
Yo,
el mal poeta que no quería ir a ninguna parte, podía ir a todos lados
Y
también los comerciantes todavía tenían dinero suficiente
Para
ir a intentar hacer fortuna.
Su
tren salía todos los viernes de mañana.
Se
decía que había muchos muertos.
Uno
llevaba cien cajas de despertadores y cucús de la Selva Negra
Otros
cajas de sombreros, cilindros y un surtido de tirabuzones de Sheffield
Otros
ataúdes de Malmoe llenos de latas de conservas y sardinas en aceite
También
había muchas mujeres
Mujeres
entrepiernas en alquiler que también podían usarse
Ataúdes
Todas
pagaban impuestos
Se
decía que había muchos muertos allí
Ellas
viajaban con tarifa reducida
Y
todas tenían una cuenta corriente en el banco.
Pues
bien, un viernes de mañana me llegó la hora por fin
Estábamos
en diciembre
y
también yo partí para acompañar al viajante joyero que iba a Jarbín
Teníamos
dos asientos en el expreso y 34 cofres de joyería de Pforzheim
Pacotilla
alemana «Made in Germany»
Me
había vestido de punta en blanco, y al subir al tren se me perdió un botón
[
-
Lo recuerdo, lo recuerdo, a menudo pensé en ello desde entonces-
Yo
dormía sobre los cofres y me sentía muy contento
de
poder jugar con la browning Niquelada
que también me había dado
Me
sentía muy feliz despreocupado
Creía
jugar a los bandoleros
Habíamos
robado el tesoro de Golconda
Y,
gracias al transiberiano, íbamos a ocultarlo del otro lado del mundo
Yo
tenía que defenderlo contra los ladrones del Ural
que
habían atacado a los saltimbanquis de Julio Veme
Contra
los Junguzes, los boxers de la China
Y
los rabiosos pequeños mongoles del Gran Lama
Alibabá
y los cuarenta ladrones
Y
los fieles del terrible Viejo de la montaña
Ysobre
todo, contra los más modernos
Los
rateros de hotel
Y
los especialistas de los expresos internacionales
Y
sin embargo, y sin embargo
Estaba
triste como un niño
Los
ritmos del tren
La
«médula ferrocarrilera» de los psiquiatras americanos
El
ruido de las puertas de las voces de los ejes rechinando sobre los rieles
congelados
Ell
ferlín de oro de mi futuro
Mi
browning el piano y los juramentos de los jugadores
de cartas en el compartimento de al Iado «
La
deslumbrante presencia de Juana
El
hombre de anteojos azules que se paseaba nerviosamente
por
el corredor y me miraba al pasar
Murmullos
de mujeres
Y
el silbido del vapor
Y
el eterno ruido de las ruedas locas en los carriles celestes
Los
vidrios están escarchados
¡La
naturaleza no existe!
Y
detrás, las llanuras siberianas el cielo bajo y las grandes sombras de los
Taciturnos
que suben y bajan
Estoy
acostado sobre una manta de viaje
Colorinche
Como
mi vida
Y
mi vida no me abriga más que esa manta
Escocesa
Y
toda Europa entrevista por el parabrisas de un expreso a toda máquina
No
es más rica que mi vida
Mi
pobre vida
Esta
manta
Deshilachada
sobre cofres llenos de oro
Con
los que viajo
Sueño
Fumo
y
la única llama del universo
Es
un pobre pensamiento...
Desde
el fondo de mi corazón me brotan lágrimas
Si
pienso, Amor, en mi querida;
Ella
no es más que una niña, a quien encontré así
Pálida,
inmaculada, en el fondo de un burdel.
No
es más que una niña, rubia, risueña y triste,
No
sonríe y nunca llora;
Pero
en el fondo de sus ojos, cuando te deja beber en ellos,
Tiembla
un dulce lis de plata, la flor del poeta.
Es
dulce y muda, sin ningún reproche,
Con
un largo estremecimiento cuando tú te aproximas;
Pero
cuando yo voy hacia ella, por aquí, por allá, festivo,
Ella
da un paso, luego cierra los ojos, y da un paso.
Porque
es mi amor, y las otras mujeres
Sólo
tienen vestidos de oro sobre grandes cuerpos llameantes,
Mi
pobre amiga está tan desamparada,
Está
toda desnuda, no tiene cuerpo, es demasiado pobre.
No
es más que una flor cándida, endeble,
La
flor del poeta, un pobre lis de plata,
Muy
frío, muy solo, y ya tan mustio
Que
me brotan las lágrimas si pienso en su corazón.
Y
esta noche es similar a otras cien mil cuando un tren rasga la noche
[
-
Caen los cometas-
Y
el hombre y la mujer, aún jóvenes, se divierten haciendo el amor.
El
cielo es como la carpa desgarrada de un circo pobre
en
un pueblito de pescadores
En
Flandres
El
sol es un quinqué humoso
Y
en lo más alto de un trapecio una mujer representa la luna.
El
clarinete la corneta una agria flauta y un mal tambor
Y
aquí está mi cuna
Mi
cuna
Siempre
estaba cerca del piano cuando mi madre como
Madame
Bovary tocaba las sonatas de Beethoven
Yo
pasé mi infancia en los jardines suspendidos de Babilonia
y
la rabona, en las estaciones frente a los trenes a punto de salir
Ahora
hago correr todos los trenes detrás de mí
Bale-Tombuctú
También
jugué a las carreras en Auteuil y Longchamp París-Nueva York
Ahora hago correr todos los trenes a todo lo
largo de mi vida Madrid-Estocolmo
Y
perdí todas mis apuestas
Sólo
queda la Patagonia,la Patagonia, que convenga a mi inmensa tristeza,
la
Patagonia, y un viaje por los mares del Sur
Estoy
en camino
Siempre
estuve en camino
Estoy
en el camino con la pequeña Juana de Francia
El
tren pega un peligroso salto y vuelve a caer sobre todas sus ruedas
El
tren vuelve a caer sobre sus ruedas
El
tren siempre vuelve a caer sobre todas sus ruedas
«Dime,
Blaise, ¿estamos muy lejos de Montmartre?»
Estamos
lejos, Juana, viajas desde hace siete días
Estás
lejos de Montmartre, de la Butte que te alimentó del
Sagrado
Corazón contra el cual te acurrucaste
París
desapareció y su enorme fogata
No
quedan más que las cenizas constantes
La
lluvia que cae
La
turba que se hincha
La
Siberiaque gira
Los
pesados manteles de nieve que ascienden
Y
el cascabel de la locura que tintinea como un último deseo en el aire azulado
El
tren palpita en el corazón de los horizontes plomizos
Y
tu pena ríe burlona.,.
«Dime,
Blaise, ¿estamos muy lejos de Montmartre?»
Las
preocupaciones
Olvida
las preocupaciones
Todas
las estaciones agrietadas oblicuas sobre la ruta
Los
hilos telegráficos de los que cuelgan
Los
postes grotescos que gesticulan y los estrangulan
El
mundo se estira se alarga y se retira como un acordeón
atormentado
por una mano sádica
En
las resquebraduras del cielo, las furiosas locomotoras
Huyen
y
en los agujeros,
las
vertiginosas ruedas las bocas las voces
y
los perros de la desdicha que ladran a nuestras espaldas
Los
demonios están desencadenados
Chatarras
Todo
es un acorde falso
El
«brun-run-run» de las ruedas
Choques
Rebotes
Somos
una tormenta bajo el cráneo de un sordo...
«Dime,
Blaise, ¿estamos muy lejos de Montmartre?»
Pero
sí, me pones nervioso, bien lo sabes, estamos muy lejos
La
locura recalentada ruge en la locomotora
La
peste el cólera se alzan como brasas ardientes en nuestro camino
Desaparecemos
en la guerra totalmente en un túnel
El
hambre Puto se aferra a las nubes en desbandada
y
estiércol de las batallas en montones apestosos de muertos
Haz
como él, haz tu oficio...
«Dime,
Blaise, ¿estamos muy lejos de Montmartre?»
Sí,
estamos muy lejos, estamos muy lejos
Todos
los chivos emisarios reventaron en este desierto
Oye
los cencerros de ese rebaño sarnoso Tomsk
Tcheliabinsk
Kainsk Obi Taichet Verkné Udinsk Kurgán Samara Pensa-Tulún
La
muerte en Manchuria
Es
nuestro desembarcadero y nuestra última guarida
Este
viaje es terrible
Ayer
por la mañana
Iván
Ulitch tenía los cabellos blancos
y
Kolia Nicolai Ivanovitch se roe los dedos desde hace quince días...
Haz
como ellos la Muerte el Hambre haz tu oficio
Cuesta
cinco francos, en transiberiano, cuesta cien rubIos
Afiebra
los bancos y enrojece bajo la mesa
El
diablo está en el piano
Sus
nudosos dedos excitan a todas las mujeres
La
Naturaleza
Las
Busconas
Haz
tu oficio
Hasta
Jarbín...
«Dime,
Blaise, ¿estamos muy lejos de Montmartre?»
Pero...
vete al diablo... déjame tranquilo
Tienes
caderas angulares
Tu
vientre es agrio y tienes blenorragia
Eso
es todo lo que París puso en tu regazo
También
un poco de alma... porque eres desdichada
Tengo
piedad tengo piedad ven hacia mí sobre mi corazón
Las
ruedas son los molinos de viento de Jauja
Y los molinos de viento son las muletas que
hace girar un mendigo
Somos
los lisiados del espacio
Rodamos
sobre nuestras cuatro heridas
Nos
cortan las alas
Las
alas de nuestros siete pecados
y
todos los trenes son los baleros del diablo
Corral
El
mundo moderno
La
velocidad no tiene la culpa
El
mundo moderno
Las
lejanías están demasiado lejos
y
al final del viaje es terrible ser un hombre con una mujer...
«Dime,
Blaise, ¿estamos muy lejos de Montmartre?»
Tengo
piedad tengo piedad ven a mí te contaré una historia
Ven
a mi cama
Ven
a mi corazón
Te
contaré una historia...
¡Oh
ven! ¡ven!
En
Fidji reina la primavera eterna
La
pereza
El
amor extasía a las parejas en la hierba alta
y
la sífilis ronda bajo los bananeros
¡
Ven a la islas perdidas del Pacífico!
Se
llaman Fénix, Marquesas
Borneo
y Java
y
Célibes con forma de gato.
No
podemos ir al Japón
¡
Ven a Méjico!
En
sus altiplanicies florecen los tulipaneros
Las
lianas tentaculares son la cabellera del sol
Se
hablaría de la paleta y los pinceles de un pintor
Colores
fragorosos como gongs,
Allí
estuvo Rousseau
Allí
deslumbró su vida
Es
el país de los pájaros
El
pájaro del paraíso, el ave lira
El
tucán, el sinsonte
Yel
colibrí anida en el corazón de los lirios negros
¡Ven!
Nos
amaremos en las majestuosas ruinas de un templo azteca
Tú
serás mi ídolo
Un
ídolo abigarrado infantil un poco feo y extrañamente raro
¡Oh
ven!
Si
quieres iremos en aeroplano y volaremos sobre el país de los mil lagos,
Allí
las noches son desmesuradamente largas
el
antepasado prehistórico tendrá miedo de mi motor
aterrizaré
Y
construiré un hangar para mi avión con los huesos fósiles de mamut
El
fuego primitivo recalentará nuestro pobre amor
Samovar
Y
nos amaremos muy burguesmente cerca del polo
¡Oh
ven!
Juana
Juanita Ninita nita tetita ninón
Mi
chiquita mi cosita mi tesoro mi Perú
Arroró
gurrumina
Pompón
mi bombón
Mi
preferida corazoncito
Nenita
Querida
gatita
Mi
lindo pecadito
Chuchita
Cucú
Se
durmió
Se
durmió
Y
no se engulló ni una sola de todas las horas del mundo
Todos
los rostros vislumbrados en las estaciones
Todos
los relojes
La
hora de París la hora de Berlín la hora de San Petesburgo
y
la hora de todas las estaciones
Y
en Ufa, el rostro ensangrentado del artillero
Y
la esfera tontamente luminosa de Grodno
Y
el eterno avance del tren
Todas
las mañanas se ponen en hora los relojes
El
tren adelanta el sol atrasa
No
le hace, oigo las sonoras campanas
La
enorme campana de Notre-Dame
La
campaneta agridulce del Louvre que convocó la San Bartolomé
Los
carillones enmohecidos de Brujas la Muerta
Las
campanillas eléctricas de la biblioteca de Nueva York
Las
campanas de Venecia
Y
las de Moscú, el reloj de la Puerta Roja
que
me contaba las horas cuando estaba en una oficina
Y
mis recuerdos
El
tren retumba en las placas giratorias
El
tren rueda
Un
gramófono gutural iza una marcha gitana
y
el mundo, como el reloj del barrio judío de Praga, gira locamente al revés
Deshoja
la rosa de los vientos
Ya
zumban las tormentas desencadenadas
Los
trenes ruedan en torbellino sobre las redes enmarañadas Baleros diabólicos
Hay
trenes que nunca se encuentran
Otros
se pierden en el camino
Los
jefes de .estación juegan al ajedrez
Chaquete
Billar
Carambolas
Parábolas
la
vía férrea es una nueva geometría
Siracusa
Arquímedes
y
los soldados que lo degollaron
y
las galeras
y
las naves
y
los prodigiosos artefactos que inventó
y
todas las matanzas
La
historia antigua
La
historia moderna
Los
torbellinos
Los
naufragios
Hasta
el del Titanic que leí en el diario
Otras
tantas imágenes-asociaciones que no puedo desarrollar en mis versos
Porque
todavía soy un poeta muy malo
Porque
el universo me desborda
Porque
no me preocupé por asegurarme contra los accidentes de tren
Porque no sé ir hasta el fondo de las cosas
y
tengo miedo.
Tengo
miedo
No
sé ir hasta el fondo de las cosas
Como
mi amigo Chagall podría hacer una serie de cuadros dementes
Pero
no tomé notas de viaje
«Perdónenme
la ignorancia
Perdónenme
no conocer ya el antiguo juego de los versos»
Como
dice Guillaume Apollinaire
Todo
lo que se refiere a la guerra puede leerse en las Memorias de Kuropatkin
O
en los diarios japoneses que están tan cruelmente ilustrados
Para
qué documentarme
Me
abandono
A
los sobresaltos de mi memoria...
A
partir de lrkutsk el viaje se hizo demasiado lento
Demasiado largo
Nosotros
estábamos en el primer tren que rodeaba el lago Baikal
Habían
adornado la locomotora con banderas y farolitos
Y
dejamos la estación con los tristes acentos del himno al Zar
Si
yo fuera pintor vertería mucho rojo, mucho amarillo en el final de este viaje
Pues
en verdad creo que todos estábamos un poco locos
Y
que un inmenso delirio ensangrentaba
las
nerviosas caras de mis compañeros de viaje
Cuando
nos acercábamos a Mongolia
Que
retumbaba como un incendio.
El
tren había disminuido su marcha
Y
en el perpetuo rechinamiento de las ruedas percibía
Los
acentos locos y los sollozos
De
una liturgia eterna.
He
visto
He
visto los trenes silenciosos los trenes negros que volvían
del
Lejano Oriente y que pasaban como fantasmas
y
mi ojo, como el fanal de popa, aún corre tras esos trenes
En
Talga agonizaban 100.000 heridos por falta de cuidados
Visité
los hospitales de Krasnoiarsk
y
en Jilok nos cruzamos con un largo convoy de soldados locos
En
los lazaretos vi llagas abiertas heridas que sangraban a rabiar
los
miembros amputados danzaban en derredor
o
alzaban el vuelo en el aire ronco
El
incendio se hallaba en todas las caras en todos los corazones
Dedos
idiotas tamborileaban sobre todos los vidrios
y
bajo la presión del miedo todas las miradas
reventaban
como abscesos
En
todas las estaciones quemaban todos los vagones
y
he visto
He
visto trenes de 60 locomotoras que huían a todo vapor
perseguidas
por los horizontes en celo y bandas de cuervos
que
alzaban el vuelo desesperadamente tras ellos
Desaparecer
En
dirección de Port-Arthur.
En
Tchita tuvimos algunos días de respiro
Detención
de cinco días debido a la obstrucción de la vía
Los
pasamos en casa del Señor Yankelevitch
que
quería darme a su hija única en matrimonio
Luego
volvió a partir el tren.
Ahora
me había instalado yo en el piano y me dolían los dientes
Cuando
quiero vuelvo a ver ese interior tan tranquilo el
negocio
del padre y loS ojoS de la hija que de noche venía a mi cama
Mussorgsky
Y
los lieder de Hugo Wolf
Y
las arenas del Gobi
Y
en Jailar una caravana de sombreros blancos
Realmente
creo que estaba ebrio durante más de 500 kilómetros
Pero
estaba en el piano yeso es todo lo que vi
Cuando
se viaja habría que cerrar los ojos
Dormir
Hubiera
deseado tanto dormir
Reconozco
todos los países con los ojos cerrados por su olor
y
reconozco todos los trenes por el ruido que hacen
Los
trenes de Europa son de cuatro tiempos mientras que los
de
Asia son de cinco o siete tiempos
Otros
van en sordina son canciones de cuna
Hay
algunos que por el ruido monótono de las ruedas
me
recuerdan la pesada prosa de Maeterlinck
He
descifrado todos los textos confusos de las ruedas y
reunido
los elementos dispersos de una violenta belleza
Que
poseo
y
que me acosa.
Tsitsikar
y Jarbín
No
voy más lejos
Es
la última estación
Me
apeé en Jarbín cuando acababan de prender fuego a las
oficinas
de la Cruz Roja
Oh
París
Gran
hogar cálido con los tizones entrecruzados de tus calles
y
tus viejas casas que se inclinan sobre ellas
y se recalientan Como abuelas
y
aquí hay anuncios, rojo verde multicolores como mi pasado en suma amarillo
Amarillo
el arrogante color de las novelas de Francia en el extranjero
Me
gusta frotarme con los ómnibus en marcha en las grandes ciudades
Los
de la línea Saint-Germain
-Montmartre
me llevan al asalto de la Butte
Los
motores mugen como los toros de oro
Las
vacas del crepúsculo pastan en el Sagrado Corazón
Oh
París
Estación
central andén de las voluntades encrucijada de las inquietudes
Unicamente
los droguistas aún tienen un poco de luz sobre su puerta
La
Compañía Internacional de Wagons-Lits y de los
Grandes
Expresos Europeos me envió su prospecto
Es
la iglesia más hermosa del mundo
Tengo
amigos que me rodean como pretiles
Cuando
parto tienen miedo de que no vuelva más
Todas
las mujeres que conocí se alzan en los horizontes
Con
los gestos lastimosos y las miradas tristes de los semáforos bajo la lluvia
Bella,
Inés, Catalina y la madre de mi hijo en Italia
y
aquélla, la madre de mi amor en América
Hay
gritos de sirena que me parten el alma
Allá
lejos en Manchuria un vientre se estremece todavía como en un parto
Querría
Querría
no haber hecho nunca mis viajes
Esta
noche me atormenta un gran amor
Ya
pesar mío pienso en la pequeña Juana de Francia.
Fue
en una noche de tristeza cuando escribí este poema en honor
Juana
La
pequeña prostituta
Estoy
triste estoy triste
Iré
al «Conejo ágil» a recordar mi juventud perdida
y
tomar unas copitas
Luego
volveré solo
París
Ciudad
de la Torre única del gran Patíbulo y de la Rueda
(Fuente: La nube centrífuga)
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