viernes, 23 de agosto de 2024

Nilton Santiago (Lima, Perú, 1979 / Reside en Barcelona)

 




INVENTARIO DE PÁJAROS ROTOS
 
 

Akutagawa se suicidó con una sobredosis de barbital,​​
aunque el ruiseñor que aleteaba bajo sus párpados​​
aún vive.
 
A Nerval se le veía pasear a una langosta​​
con una cinta azul.​​
Su cuerpo fue encontrado colgado de una farola.
 
José A. Silva se disparó una rosa de azufre
tras desayunar unas sardinas con crema de afeitar.
 
Antes del fusilamiento de su marido y al ver a su hija
llorando flores en un campo de concentración,
Tsvietáieva se ahorcó con una orquídea.
 
La bala que mató a Maiakovski aún le da vueltas a la tierra.
 
Sylvia Plath metió la cabeza en el microondas​​
para sacarla debajo del agua.
 
De Anne Sexton no quedan ni sus huesos:​​
si alguien abre su tumba
verá que está llena de pompas de jabón.
 
Celan se arrojó al Sena tras descubrir que era un poeta​​
y no una salamandra melancólica.
 
Watanabe fue enterrado con todo y alma​​
bajo un algarrobo.​​
​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ No se suicidó,​​
pero el caimán asustado que dormía a su ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​lado
hoy duerme conmigo.
 
Ahora entiendo por qué Dios​​
ha desmentido estar en todas partes.
 
 
 

CAJA NEGRA
 

Cuando la avioneta se estrelló,​​
yo aún no tenía una vida asignada.
Era tan sólo el brillo​​
de un montón de ideas de mi abuelo,
amontonadas como nieve fresca.
 
Lo siento, decía que en aquel momento​​
yo era un montón de ideas,​​
pero no es cierto.​​ 
 
A pesar de no existir, recuerdo el brillo del cuchillo​​
cortando el cordón que me unía a mi madre
y que solamente sirvió para que sus
fantasmas​​ 
 
no fueran mis fantasmas.
Es decir, la​​ no existencia​​ no quiere decir la​​ no memoria.
 
Mi abuelo tenía razón:​​
la vida es un joven piloto inexperto atravesando en avioneta​​
una tormenta de nieve.
 
Cuando lo entendí, pasé de ser un montón de inexistencia
a ser un animal vertebrado
como lo era Ritchie Valens,
a quien apenas le habían salido las plumas cuando murió.
Cuando morimos.​​ 
 
La noche del accidente, Ritchie
ganó un asiento en la avioneta estrellada
apostando a «cara o cruz» con otro músico​​
que no quiere aparecer en este poema
y lo entiendo.
 
Tampoco yo quisiera aparecer en este poema.​​ 
 
Qué habría sido de la vida de mi madre​​
si mi madre hubiera sido un montón de ideas
y no la última estrella que vio Ritchie Valens​​
antes de estrellarse.
 
Qué habría sido de mi vida​​
si hubiera sido mía y no una avioneta estrellada​​
en la memoria de mi abuelo. 
 
 
 
 

SOBRE CÓMO UN POEMA SALDA LA "LÍNEA DE PRESIÓN" DE LA PÁGINA EN BLANCO 
 
 

El comentarista dice que es como un «Verso Libre».
Se refiere a un futbolista​​
que se mueve por todo el frente de ataque.​​ 
 
Quizá tenga razón,​​
el verso no es libre porque deja de rimar,​​
sino porque engulle el silencio entre las palabras,​​
aquello que no dicen,​​
como ese «Verso Libre»​​
que busca la espalda de los defensores,​​
lo que​​ no ven.​​ 
 
«Muere el balón en los pies de Torres»​​
dice ahora el locutor.
El objeto esférico ya no gira, pero late.​​
No lo han tocado, pero el «Verso Libre»​​
se retuerce de dolor​​
sobre la página en blanco.
 
El árbitro se niega a «detener el tiempo»
o la idea que tenemos sobre el tiempo.
 
«Dios estaba con nosotros, pero el árbitro no»​​
sostiene otro jugador, Stoichkov,​​
sin saber que ambos son lo mismo.​​ 
 
El «Verso Libre» es sacado sobre una camilla:
como el poema,​​
se ha roto para encontrar el vacío.
 
Como si dejarse caer en el área​​
o sobre la página en blanco​​
significara que de pronto te crecieran alas.
 
 
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de "Miel para la boca del asno" Visor Libros 2023 - XXI Premio Emilio Alarcos de Poesía del Principado de Asturias
Fuente: Círculo de Poesía  
 
(Fuente: Oscar Vicente Conde)

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