ABROJO
1.
Cuando los tallos son rastreros
las púas se clavan en las piernas o las patas.
Cuando lo notamos, nos urge sacarlos,
eliminar la intrusión.
¿Qué fue la primera cosa que robaste?
¿Qué color tenía, qué textura, qué brillo?
A vos te encantaban las latas de paté,
la redondez dorada de esas monedas
llenas de hígado invisible.
A vos te gustaban las latas, no el paté.
La forma no es igual que el contenido.
¿Las plantas son una forma o un contenido?
¿Y tus ideas y tu insomnio qué cosas son?
2.
Existen varios tipos de abrojos
con nombres diferentes
y flores de distintos colores.
La movilidad se les da
en el cuerpo de otros.
No acortan ni alargan las distancias a recorrer,
pero se dispersan en el recorrido.
No hay malas flores ni malos caminos.
La mirada se distrae de la pisada.
Si una viera con un microscopio
las puntas del fruto del abrojo
vería que parecen garfios.
Tu dependencia también tiene formas minúsculas
imperceptibles a simple vista.
No te molesta el juego de Penélope,
de tejerse y destejerse cada día.
Te desconcierta que no reclame el viaje
ni el mar, el agua que tiembla.
Toda hazaña reclama botín
y una renuncia.
Llegaste a un destino. Vas a llegar.
Alguien te sacará de su vida
como espina de abrojo.
Vos harás lo mismo
*****
En "El coloquio de las plantas", 2021
(Fuente: Daniel Rafalovich)
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