LA PIEDAD DEL TIEMPO
¿En qué oscuro rincón del tiempo que ya ha muerto
viven aún,
ardiendo, aquellos muslos?
Le dan luz todavía
a estos ojos tan viejos y engañados,
que ahora vuelven a ser el milagro que fueron:
deseo de una carne, y la alegría
de lo que no se niega.
La vida es el naufragio de una obstinada imagen
Que ya nunca sabremos si existió,
Pues sólo pertenece a un lugar extinguido.
PALABRAS PARA UNA DESPEDIDA
A Juan Gil-Albert
Está la luz despierta,
y se adentra en los ojos el contorno del monte,
y el grito de los pájaros desvanece el oído
al venir de los húmedos huertos.
Los blancos pueblos de la costa,
felices de lujuria y juventud,
alientan junto al mar, lejanos.
No estoy allí, mas lo que fui deseo:
la dicha viva, los sentidos borrados,
ahora que en el jardín el tiempo se arrincona
en las sombras,
y el olor de las rosas sube al aire.
Hay humos blancos y calladas palomas
en la altura, y voces que se alejan,
hay demasiada vida para una despedida.
Y un día habrá de ser,
sin que la grata luz, las voces de la casa,
los cultivos del huerto, los días recordados
de la remota y breve juventud,
ni tampoco el amor que me tenéis,
retrasen la obligada despedida.
Tendré que aposentarme en la aridez
y perdida la imagen de este mundo
y perdido yo mismo,
siento que aquel reposo será estéril,
que la vida no fue, que el fervor
de cualquier despedida es un engaño.
(Fuente: Aire Nuestro)
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