viernes, 1 de diciembre de 2023

Mário de Andrade (São Paulo, 1893-1945)

 

de "pauliceia desvairada"

    












 

Inspiración



                                                Donde hasta en la fuerza del verano había
                                                tempestades de vientos y fríos de 
                                                crudísimos inviernos
                                                                                Fr. Luis de. Sousa

¡São Paulo! conmoción de mi vida...
¡Mis amores son flores hechas de original!...
¡Arlequiniano!... Trajes de rombos... Gris y oro...
Luz y bruma... Horno e invierno templado...
Elegancias sutiles sin escándalos, sin celos...
¡Perfumes de París... Arys! 
¡Bofetadas líricas en Trianón... Algodoal!...

¡São Paulo! conmoción de mi vida... 
Galicismo gritando en los desiertos de América.

~

El trovador



Sentimientos en mí del ásperamente
de los hombres de las primeras eras...
Las primaveras de sarcasmo
intermitentemente en mi corazón arlequiniano...
Intermitentemente...
Otras veces es un enfermo, un frío
en mi alma enferma como un largo sonido redondo...
¡Cantabona! ¡Cantabona!
Dlorom...

¡Soy un tupi tañendo un laúd! 

~

El rebaño



¡Oh! ¡mis alucinaciones!
Vi a los diputados, sombreros altos,
bajo el palio vespertino, hecho de mangos-rosas,
saliendo de la mano del Congreso...
¡Como un poseso en un acceso en mis aplausos
a los salvadores de mi estado amado!...

Bajaban, inteligentes, de las manos,
entre el trepidar de los taxis perturbadores,
la calle Marechal Deodoro...
¡Oh, mis alucinaciones!
¡Como un poseso en un acceso en mis aplausos
a los héroes de mi estado amado!...

¡Y las esperanzas de ver todo a salvo!
Dos mil reformas, tres proyectos...
Emigran los futuros nocturnos...
¡Y verde, verde, verde!...
¡Oh, mis alucinaciones!
¡Pero los diputados sombreros altos,
se transformaban poco a poco en cabras!
Les crecen los cuernos, les salen perillas...
Y vi los sombreros altos de mi estado amado,
con los triángulos de madera en el cuello,
en los verdes esperanza, bajo las franjas de oro 
                                                        de la tarde,
se ponían a pastar
pegados al Palacio del señor presidente...
¡Oh, mis alucinaciones!

~

Domingo



Misas de llegar tarde, con encajes,
y de las miradas acrobáticas...
¡Tantos telégrafos sin cable!
Santa Cecilia regurgita de cuerpos lavados
y de sacrilegios pictóricos...
Pero Jesucristo en los desiertos,
pero el sacerdote en el Confiteor... ¡Contrastar!
— Futilidad, civilización...

¿Hoy quién juega?... El Paulistano.
¡Al Jardín América de las rosas y de los puntapiés!
¡Friedenreich marcó gol! ¡Córner! ¡Qué juez!
¿Te gusta Bianco? Me encanta. Qué Bartô...
¡Es mi tocayo maravilloso!...
— Futilidad, civilización...

Templadamente en gasolinas... ¡Treinta y cinco
                                                                 mil!
¿Tienes diez mil reales? Vamos al corso...
Y pillar cigarros la quincena entera...
Ir al corso es ley. ¿Has visto a Marília?
¿Y a Filis? Qué vestido: ¡sólo piel!
Automóviles cerrados... Figuras inmóviles...
El bostezo del lujo... Entierro.
Y también las familias dominicales por atacado,
entre los convenientes perenemente...
— Futilidad, civilización.

Central. Drama de adulterio.
Bertini se arranca los pelos y muere.
¡Fugas... Tiros... Tom Mix!
Mañana película alemana... de labios...
Las chicas se muerden los labios pensando en película
                                                                     alemana...
Las granadas de Petronio...
Y el lecho virginal... ¡Todo azul y blanco!
Descansar... Los ángeles... ¡Inmaculado!
Las chicas sueñan masculinidades...
Futilidad, civilización.

~

Anhangbaú



Parques de Anhangabaú en las llamas de la aurora...
Oh anchuras de mis itinerarios...
Estatuas de bronce desnudo corriendo eternamente,
en un parado desdén por las velocidades...

El roble votivo escondido en los orgullos
del bicho de mármol parido en el Salón...
Picazón de éxtasis perfumando en rosales
el esqueleto trémulo del murciélago...
¡Nada de poesía, nada de alegrías!...

Y el contraste grosero del labrador
que sin amor afila la hoz...

Estos mis parques de Anhangabaú o de París,
¿dónde tus aguas?, ¿dónde las penas de tus sapos?
“¡Mi padre fue rey!
— Fue. — No fue. — Fue. — No fue."
¿Dónde tus bananeras?
¿Dónde tu río frío encanecido por las nieblas,
contando historias a los crespines?...

¡Mi querido palimpsesto sin valor!
¡Crónica en mal latín
cubriendo una égloga que no sea de Virgilio!...

~
 

Nocturno



Luces de Cambuci en las noches de crimen...
¡Calor!... Y las nubes bajas muy espesas,
hechas de cuerpos de mariposas,
rumoreando en la epidermis de los árboles...

Se pavonean los tranvías como un fuego de artificio,
zapateando en los carriles,
escupiendo un orificio en la tiniebla color cal...

En un perfume de heliotropios y de charcos
gira una flor-del-mal... Vino de Turquestán;
y trae ojeras que oscurecen almas...
Fundió esterlinas entre las uñas violetas
en los oscilantes de Ribeirão Preto...

— Batat’ assat'ô furnn*!...

¡Luces de Cambuci en las noches de crimen!...
Calor... Y las nubes bajas muy espesas,
hechas de cuerpos de mariposas,
rumoreando en la epidermis de los árboles...

Un mulato color oro,
con cabellera hecha de alianzas pulidas...
Guitarra. "Cuando yo me muera..." Un olor pesado 
                                                                de vainillas.

Oscila, tumba y rueda en el suelo...
Ondula en el aire la nostalgia de las Bahías...

Y los tranvías pasan como un fuego de artificio,
zapateando en los carriles,
hiriendo un orificio en la tiniebla color cal...

— Batat' assat’ô furnn!...

¡Calor!... Los diablos andan en el aire
cuerpos de desnudas cargando...
¡Las lasitudes de los siempres imprevistos!

¡Y las almas despertando las manos de los enlazados!
¡Idilios bajo los plátanos!...
¡Y el celo universal a las fanfarrias gloriosas
con faldas rosas y corbatas rosas!...

Balcones en la cautela palpitante, donde florecen
                                                            Iracemas
para los encuentros de los guerreros blancos...
                                                         ¿Blancos?
¡Y que los perros ladren en los jardines!
¡A nadie, a nadie, a nadie le importa!
¡Todos embarcan en la Alameda de los Besos de la
                                                             Aventura!
Pero yo... ¡Estas gradas mías en cohetes de  jazmines,
mientras las callejas de Cambuci en los libres
de la libertad de los labios entreabiertos!...
¡Arlequinal! ¡Arlequinal!
Las nubes bajas muy espesas,
hechas de cuerpos de mariposas,
rumoreando en la epidermis de los árboles...
Pero sobre estas gradas mías en cohetes de jazmines,
el punzón delira en carnicerías de luz,
¡Y mi cielo es todo un cohete de lágrimas!...

Y los tranvías arañan como un fuego de artificio,
zapateando en los carriles,
chorreando un orificio en la tiniebla color cal...

— ¡Batat' assat’ô furnn!...

[* N. de la T. “Patatas asadas en el horno”, era lo que pregonaban los vendedores italianos de Cambuci]

~

Paisaje N°2



Oscuridad de un mediodía de invierno...
Marasmos... Estremecimientos... Blancos...
El cielo es toda una batalla convencional de confetis
                                                                 blancos;
y las onzas pardas de las montañas a lo lejos...
¡Oh, más allá viven las primaveras eternas!

Las casas adormecidas
parecen teatrales gestos de un explorador del polo
que el hielo paró en el frío...

Allá en los lados de Ipiranga los talleres tosen...
Todos los estiolados son muy blancos.
Los inviernos de Paulicea son como entierros de
                                                                 virgen...
Italianita, ¡torna al tuo paese!

¿Te acuerdas? Las barcarolas de los cielos azules en
                                                             las aguas verdes...

Verde — ¡color de los ojos de los locos!
Las cascadas de las violetas hacia los lagos...
Primaveral — ¡color de los ojos de los locos!

Dios recortó el alma de Paulicea
en un color de ceniza sin olor...
¡Oh, más allá viven las primaveras eternas!...

Pero los hombres pasan sonambuleando...
Y rodando en un bando nefario,
vestidas de electricidad y gasolina,
las enfermedades jocoentonan* alrededor.

¡Gran función al aire libre!
¡Danza de Cocteau con los ruidosos de Russolo!
Opus 1921

São Paulo es un palco de danzas rusas.
Zarabandan la tísica, la ambición, las envidias, los
                                                                     crímenes
y también las apoteosis de la ilusión...
¡Pero Nijinsky soy yo!
¡Y viene la Muerte, Karsavina mía!
¡Cua, Cua, Cua! ¡Vamos a bailar el fox-trot de la
                                                             desesperanza,
riéndonos, riéndonos de nuestros desiguales!

[*N. de la T. Neologismo inventado por Andrade; es el cruce de jocoso con entonar]

***
 
Paulicéia Desvairada. Rancagua: Astronómica, 2023 [en prensa].
Versiones de Raquel Madrigal Martínez
 
(Fuente: La comparecencia infinita)

 

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