jueves, 4 de marzo de 2021

José Pulido (Venezuela, 1945) Vive en Génova

 

 

NUESTRA POETA EN UNA ESTRECHA TARDE

 

                      a Miyó Vestrini

 


Un incensario de pensamientos ensalmaba

la penitencia de su boca.

Si hubiese pasado volando una golondrina 

la punta de un ala tocaba su cara, la punta de un ala tocaba la mía.

Solo éramos buenos amigos

no estábamos a punto de besarnos como en las películas.

 

Le dije “esa es la boca francesa de

Marie-José Fauvelle Ripert,

pero lanza frases criollas- flechas con curare- platos que se rompen

contra una pared invisible. Esos son los labios iluminados de pitahaya que adornan en el aire la palabra coño”

 

Creo que miraba su boca y a veces podía saber

lo que estaba por decir en aquella penumbra

Sus lentes nunca dejaron de ser disonantes

como de una señora extranjera que no llega de visita

 

Le importaba la poesía de BlancaVarela, Alejandra Pizarnik y Lenore Kandel

Y a ellas les hubiese gustado con holgura lo que escribía Miyó Vestrini, la verdadera.

 

Hasta qué día voy a extrañarte

Hasta qué fecha voy a quererte

Hasta cuánto desangre tengo qué esconderte

Para que no surjas deshojada en mis teclas, Marie-José

 

Estábamos encerrados en la tarde que era un cubo enorme con arañas y sombras

sus ojos atiborrados de vida gastada se veían igual a unas uvas abandonadas en un plato que solo ella podía romper

 

En ese momento le pregunté por qué lucía tan apagado el cigarrillo de su mano incesante

“nunca te enamores de la burla” murmuró

era tan retruécano el susurro que no lo comprendí,

Aunque tampoco he comprendido los argumentos de Zenón contra el movimiento

y un poco menos a la madre de Hamlet

 

Pero luego supe que no enamorarse de la burla formaba parte de su poesía

y de su inigualable sentido de cuchillo profundo  

para soportar cualquiera sea el dolor

 

Pegaba su drástico silencio a un rincón

pensando que podía hacerme cómoda la estancia

apenas cabíamos en esa tarde tan estrecha de la última vez que nos vimos,

la última vez que yo quería seguir aprendiendo con ella.

Veía sus pestañas escampando

su boca estaba necesitando deshacerse en humo: yo también sabía eso

lo necesitaba en vez de todos los cariños que no estaban a su altura.

 

Era mi amiga, iconoclasta amiga

y todos nosotros creíamos en ella

cuando nos despedimos fui un torpe consejero

No deberías trancarte en esa maraña pensativa

 

Ella se rio como si estuviera preñada de truenos

unos árboles indecisos se batieron en retirada con el mensaje huracanado

venía una tormenta, la verdadera.

 

Aquella carcajada desapareció con una belleza brusca y justa, como todo lo que escribía su desencajada procesión

su modo de no estar

Y antes de que pudiera decir algo imperfecto, me saludó con la mano besada de nicotina

lista para escaparse agitando su invencible bandera 

con la niña solitaria incrustada en el tórax, respondió “ciao

tan dulcemente “ciao” como solo ella podía,

y un abismo se tragó las caras y algunas otras que no estaban

 

  


*******
 
 
(Fuente: Grupo Li Po)




 

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