El cielo visto desde arriba
pero la noche tenía pasos secretos,
sólo bastaba perseguir las señales.
La sombra de un reptil avanzaba muy hondo,
palpabas un territorio de piedras difíciles, a veces peligrosas.
Después con la boca, otra vez amarga,
la ropa amontonada sobre la silla
como al comienzo de un poema no deseado,
el cielo, reflejado en tus ojos,
era un lugar inhabitable.
incluido en Arquitrave (nº 44, agosto de 2019, Colombia, versión de Umberto Cobo y Harold Alvarado Tenorio).
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