miércoles, 29 de abril de 2020

Hilda Mundy (Bolivia, 1912-1980)



Pirotecnia IV 

 

La luna sonreía, mostrando a la humanidad el edificante ejemplo de una dentadura imaginaria...
La tierra toda tenía ese desfallecimiento... esa postración antecesora de una «astenia» aguda y muy femenina...
El punto señalado, el sector de felicidad que marca este lirismo, por un designio oculto, residía en un soberbio chalet, todo anguloso y bello como un adolescente «cocainizado»...
Un doncel, un doncel espigado, como brotado del paisaje por un riego súbito, miraba ansiosamente una ventana «engoticada» y con luz.
Sus ojos divisaban con amor creciente a:
Una chiquilla feble y lindísima, cubierta con un largo camisín y un poco de luna...
(Poético, consumadamente poético).
Como un brochazo crudo, el doncel envió un beso inconsútil enredado en las yemas de los dedos, que la enamorada se encargó de recibirlo en la fragancia tentadora de su boca...
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Y pensar que este amor hecho poema, terminó con un esposo neurasténico, una esposa con la curva de la maternidad cansada, una estufa y un gato!
 
 
 
 
 
en Pirotecnia (1936), incluido en Poesía boliviana. Donde la nieve y los ríos son míticos. Antología esencial (Visor Libros, Madrid, 2015, selec. de Homero Carvalho Oliva). 
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

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